En los últimos días, la carrerilla por abanderar a los partidos de oposición de cara a la sucesión presidencial ha cambiado de manera vertiginosa. Diversos nombres que se habían posicionado durante los últimos meses han renunciado a su aspiración para voltear a ver qué pasará con su carrera política, y en otros casos, esperar mejores y más favorables tiempos para competir.
La lista de aspirantes presidenciales crece y se reduce a gran velocidad, sin embargo, en esta ocasión solo quisiera referirme a dos personajes que llevan ya varios meses de estar en el candelero de las encuestas y en los medios de comunicación. Se trata de Enrique de la Madrid y Santiago Creel Miranda.
En el primer caso la verdadera pregunta es ¿quién es Enrique de la Madrid? Pues salvo por la controvertida presidencia de su padre, pocos saben quién es. Tiene una trayectoria política incipiente, lo que limita su fortaleza territorial e identificación partidista. Enrique ha desaprovechado los últimos procesos electorales en los que su partido (PRI) se jugó el todo por el todo, pues fue incapaz de aportar algo que no fuera una opinión sosa disfrazada de academicismo que nada abonó a las contiendas.
En el caso de Santiago Creel, no negaré su trayectoria y trabajo político. Lo que sí suena pasado de moda es su discurso, su actitud, y su comunicación. Suena a los panistas de antaño de aparente mano dura y frontalidad, que poco o nada les dicen a los votantes del siglo XXI. Está más entretenido en “ganarle” una contienda a Andrés Manuel, que en identificarse con la ciudadanía que está en búsqueda de otra alternativa política y de un liderazgo que los represente. El panismo está urgido de nuevos liderazgos logren hacer eco en la militancia y en la ciudadanía.
Ambos son aspirantes insípidos que poco o nada abonan a la contienda interna de la que debe salir una candidata o candidato con la suficiente fortaleza y “sabor” para hacer frente al morenismo, que hasta ahora luce invencible de cara al 2024.
Debo decir que a ellos no me ata ni simpatía ni antipatía, es una simple reflexión que estoy seguro de que otros han hecho. Aún están a tiempo de dar golpe al timón y replantear cuál es la mejor manera de participar en la sucesión presidencial, ya sea como aspirantes, analistas, voceros o activistas. Lo que sí queda claro es que de seguir así ninguno de los dos tiene posibilidades de ganar la simpatía del electorado.
La lista del del Frente Amplio por México se reduce, el liderazgo que encabece la oposición tendrá que ser Enrique de la Madrid, Beatriz Paredes, Ildefonso Guajardo, José Ángel Gurria, Xóchitl Gálvez, Santiago Creel, Francisco Javier García Cabeza de Vaca, Jorge Luis Preciado, Juan Carlos Romero Hicks, Gabriel Quadri, Miguel Ángel Mancera o Silvano Aureoles (si es que no se suman o se auto eliminan más).
Urge renovar filas, refrescar la comunicación y encaminar proyectos para que la oposición no se quede atorada en un simulacro democrático que le condene a la derrota en el 2024.