Los desastres no esperan

23 de Diciembre de 2024

Guillermo Sesma

Los desastres no esperan

GUILLERMO SESMA

Los estragos provocados en 1996 por el paso de los huracanes Opal y Roxanne es lo que dio origen a la creación del Fondo de Desastres Naturales. El Fonden nació como un instrumento financiero que proporcionaba recursos extraordinarios ante situaciones de emergencia y de esta manera, proteger la vida y la salud de la población ante los daños causados por el paso de un fenómeno natural.

Tras casi 24 años en operación en octubre del 2020 y bajo diversos señalamientos de corrupción, fue extinto de la misma manera en que sucedió con otros 109 fideicomisos.

El manejo irregular de recursos fue lo que afinó el criterio entre los diputados, así como los señalamientos hechos por el Presidente de la República que terminaron por poner el último clavo al ataúd del Fondo Nacional de Desastres Naturales. Así, el 8 de octubre de 2010, nuestro país dejaba de tener un fondo para atender las necesidades de los territorios en desastre.

Y no fueron pocos quienes advirtieron al Presidente del riesgo que significaba simplemente eliminar los fideicomisos, pues si bien es cierto que era necesario sanearlos, el criterio presidencial y legislativo fue el de amputar ese gangrenado miembro que era el Fonden y otros fideicomisos.

Más de 15 auditorias y un daño al erario por más de cuatro mil millones de pesos fueron el pretexto perfecto para de un plumazo suprimir el apoyo para estados y municipios en desastre, por lo menos bajo la figura con la que habían sido atendidos en las ultimas dos décadas.

Como era de esperarse, los desastres naturales no enviaron un preaviso que le permitirá a las nuevas instituciones de la patria prepararse para los embates por venir. El huracán Grace y los daños e inundaciones que ha provocado en los Estados de Veracruz, Tabasco, Chiapas, Hidalgo, Puebla y el Estado de México son noticia.

Los recursos que antes estuvieron en el Fonden ahora son parte de programas de asistencia social paternalista con los que se lucra muy bien política y electoralmente; administrar la pobreza, así como las desgracias, no es un practica política reciente o que sea únicamente de este gobierno, lo que se suponía marcaría la diferencia es que desde el discurso se nos prometió que ya no sucedería.

El presidente viajará a Veracruz dónde dará a conocer el plan para apoyar a las personas afectadas por le paso del huracán, ¡vaya! Algo así como un Fonden, pero con los tintes de la 4T.

El protagonismo de quien dirige los destinos del país es tal, que le resulta imposible evitar la ovación, el aplauso y el agradecimiento de los sectores más afectados.

Los desastres naturales no entienden de tiempos políticos y coyunturas electorales, pasan y arrasan. Los ciudadanos tenemos pocas posibilidades de hacer frente a estas emergencias, pues no es una gran mayoría los que pueden tomar medidas preventivas o tener asegurado su patrimonio.

Para enfrentar la desgracia, nuevamente sólo nos tenemos los unos a los otros, nos encontramos en la orfandad institucional que, por hacer politiquería, nos dejó sin los mecanismos adecuados para procurar el bienestar de todos. Al parecer a la 4T se le olvidó que la ya famosa austeridad afectará a quienes más lo necesitaban y que esto provocará que miles de personas terminen en las peores condiciones.

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