En días pasados The New York Times publicó la investigación que llevó a cabo para esclarecer y deslindar responsabilidades tras el colapso de la Línea 12 del Metro capitalino que dejara 26 víctimas mortales y numerosos heridos el pasado 3 de mayo.
Dicha investigación revela la responsabilidad y negligencia de diversos funcionarios que actualmente se encuentran en las filas de Morena o en la administración federal, así como empresarios afines al Presidente de la República. Nombres como el de Marcelo Ebrard, Mario Delgado, Enrique Horcasitas, Miguel Ángel Mancera, Carlos Slim y Claudia Sheinbaum se relacionan directamente con la tragedia.
Los principales actores están buscando la manera de deslindarse del problema, no solamente por el descalabro electoral que ésta significó en la Ciudad de México, sino por el fundado temor de que la Línea 12 del Metro sea la piedra en el zapato de los contendientes por Morena de cara a sucesión presidencial.
La información con la que contó The New York Times es parte de los expedientes en poder del gobierno de la ciudad, así como entrevistas y consulta a expertos. Para tener acceso a dicha información se habla de filtraciones y “ayuda” por parte del gobierno de que encabeza Claudia Sheinbaum, cuyo objetivo es el de responsabilizar al ahora canciller mexicano Marcelo Ebrard.
No es ningún secreto que tanto Ebrard como Sheinbaum se consideran fuertes contendientes para suceder al Presidente en 2024, y lo cierto es que uno no está dispuesto a cargar con las responsabilidades y errores del otro.
Lo cierto es que a tragedia sí tuvo un costo político para Claudia Sheinbaum y Morena en el pasado proceso electoral. Las alcaldías de la Ciudad de México quedaron divididas y el partido gobernante perdió terreno que antes consideraba le era propio y semillero de votos y liderazgos.
La jefa de Gobierno no está contenta con ser señalada como responsable de la tragedia y mucho menos pagar la cuenta política que esto significa, pues ella misma o sus allegados la ven como uno de los liderazgos por los que el jefe del Ejecutivo federal podría decantarse en la sucesión presidencial.
Y el mal resultado de la pasada elección del 6 de junio en la Ciudad de México le resta puntos ante la ciudadanía y el propio Presidente.
Los cachorros de Andrés Manuel están responsabilizándose por debajo de la mesa, la traición es el recurso que están usando para que, por lo menos a nivel mediático, se conozca a el o los posibles culpables de la tragedia de mayo pasado.
Los involucrados ya salieron a decir que los están poniendo a pelear, la misma jefa de Gobierno negó haber entregado cualquier tipo de información que comprometa el buen nombre del canciller, sin embargo, es casi imposible imaginar otro origen para esa información.
El propio Presidente de la República está intentando atemperar la gresca entre sus pupilos para que no sea la Línea 12 del Metro lo que marque la ruptura entre grupos morenistas.
Lo que hoy sabemos sobre la tragedia es apenas la punta del iceberg de una historia de corrupción, opacidad, negligencia e irresponsabilidad, pero también es el inicio de una lucha interna por mantener la simpatía del Presidente cuando aun faltan tres años para la sucesión.
La investigación de The New York Times no es el punto final de lo que será una carrera de traiciones y filtraciones en las que muchos de los más allegados a López Obrador saldrán muy mal parados.
Muchos están a la espera de saber cuál será el siguiente rumor o verdad que se filtre y haga más escandaloso un episodio ya de por si vergonzante para el gobierno de la Ciudad de México, sólo espero que con esa misma avidez, las victimas y sus familias encuentren justicia y puedan sanear una perdida que nos duele a todos.
En la guerra, en el amor y en la política todo se vale… incluso la traición.
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