La omertá de Genaro García Luna

10 de Enero de 2025

Guillermo Sesma

La omertá de Genaro García Luna

GUILLERMO SESMA

La gran mayoría estábamos de acuerdo en que el juicio en contra de Genaro García Luna tendría el desenlace que ahora es público. De manera unánime un jurado en la Corte de Brooklyn en los Estados Unidos lo encontró culpable de los cinco cargos de los que se le acusaba: conspiración para la distribución internacional de cocaína, conspiración para la distribución y posesión de cocaína, conspiración para importar cocaína, delincuencia organizada y dar declaraciones falsas en su solicitud de naturalización al declarar que no había cometido ningún delito.

El que fuera el mandamás de la seguridad y la lucha contra el crimen en el sexenio de Felipe Calderón, ahora es carne de presidio en la unión americana. El resultado no sorprende a nadie, ya desde sus tiempos como director de la Agencia Federal de Investigaciones y posterior Secretario de Seguridad Pública, se decía que tenía fuertes vínculos con el crimen organizado y que gracias a él diversos cárteles se fortalecieron hasta el punto de ser prácticamente invencibles para el estado mexicano.

La justicia se politiza y eso tampoco sorprende a nadie, el Gobierno de México iba a aprovechar al máximo el resultado para continuar con los señalamientos que mantiene en contra del expresidente Felipe Calderón, su política de seguridad y sus supuestos vínculos con el crimen organizado.

Morena también iba a aprovechar la oportunidad para echar en cara a la oposición la opacidad de la administración calderonista y el trato de impunidad sostenido por el posterior gobierno del PRI y Enrique Peña Nieto. Al partido en el poder no le bastó con usar el veredicto para contrastar con sus adversarios, sino que pretendió usar el hecho para desacreditar la marcha el domingo pasado, en la que los partidos opositores y una multitudinaria ciudadanía salieron a manifestarse en segunda ocasión en defensa del INE.

El expresidente Felipe Calderón ha preferido enterarse del juicio al que fue sometido su mano derecha desde la comodidad que le brinda España. Esto no ha pasado desapercibido y es interpretado por una gran mayoría como un acto de evasión ante la posibilidad de ser también implicado en la investigación.

Genaro García Luna tiene muy pocas opciones para no terminar sus días recluido, la única alternativa que se asoma como posibilidad es romper el silencio, renunciar a su omertá y dar a las autoridades estadounidenses información valiosa que conduzca a la captura de otros capos o funcionarios de alto nivel. Conforme pasan los días la soga se estrecha en su cuello y se reducen las posibilidades de hacer un buen trato.

Cuántos secretos está guardando García Luna eso nadie lo sabe, pero seguramente hay más de un personaje nervioso ante la posibilidad de ser señalado, pues se le vincula tanto con políticos como con empresarios.

Esta bien puede ser solo la precuela de una saga mucho más dramática que una vez más confirme que la clase política mexicana y el crimen organizado cada día están más unidos. A los políticos, amigos y socios de García Luna les deseo la mejor de las suertes, pues en un abrir y cerrar de ojos pueden convertirse en ese personaje sacrificable que a él le permita recuperar la libertad.