El pasado 22 de marzo, la suerte del senador de la República, Miguel Ángel Osorio Chong, dio un giro vertiginoso del que seguramente aún no se recupera del todo. Y es que, en aparente secrecía, diversos senadores priistas convocaron a una reunión que tenía como objetivo principal destituir a Osorio Chong como coordinador de la bancada del PRI en el Senado. Con ocho votos de 13, se aprobó removerlo como coordinador parlamentario y en su lugar fue nombrado el senador Manuel Añorve Baños.
Pocas horas después del cónclave, el mismo Miguel Ángel Osorio informaba a la prensa sobre este acontecimiento, señalando como orquestador al actual presidente nacional del PRI, Alejandro Moreno Cárdenas. El desencuentro entre estos dos personajes no es noticia nueva, a lo largo de los últimos meses ambos han intercambiado calificativos no muy halagadores y han intentado meterse pie, cada uno justificando su actuar en beneficio del de su propio partido.
Pero no siempre fue así. En el pasado ambos forjaron lo que a decir de muchos era una sólida amistad y que para otros era sólo consecuencia de la coyuntura política del momento. Ya varios han escrito como es que ambos tuvieron relación una relación cercana cuando fueron parte de la estructura interna del PRI. Se dice también que Osorio vio con buenos ojos la gestión como diputado de Alito y que lo apoyó cuando quiso contender por la gubernatura de su natal Campeche.
Después hubo un poco de embriaguez de poder, Miguel Ángel Osorio Chong fue concebido por muchos como el virtual sucesor de Enrique Peña Nieto, era pues un presidenciable, al mismo tiempo que Alejandro Moreno era un gobernador que estaba muy en la línea de los políticos jóvenes peñistas a los que se les auguraba un futuro venturoso.
A Miguel Ángel Osorio le truncaron su aspiración presidencial, Peña Nieto y el PRI, y muchos de los que dijeron sus amigos lo dejaron solo; voltearon su rostro, sus recursos y sus esfuerzos en la raquítica candidatura de José Antonio Meade a la que solo unos pocos les daban un buen augurio, pues no solamente era un candidato débil, sino que enfrentaba a la aplanadora morenista que fue Andrés Manuel López Obrador.
La trayectoria política de Osorio está llena de traiciones, en muchas ha sido víctima y en muchas otras victimario. ¿Dónde quedaron esos senadores que pusieron un ultimátum a Alito hace apenas unos meses? ¿Qué les ofreció Moreno para que de manera artera no sólo traicionaran a su coordinador, sino que además recularan en lo dicho y en lo hecho? ¿Con qué sabor de boca se quedan los priistas al ver que su partido se devora así mismo día con día?
Para el priismo de los últimos años Miguel Ángel Osorio Chong siempre ha sido un sacrificable “por el beneficio del partido” al que no se le ha dado su lugar y que con las recientes noticias no sólo no se le dio, sino que se le arrebató a la mala.
Osorio no tiene madera de mártir y es un operador político experimentado, la factura política la hará llegar más tarde que temprano, hoy está muy debilito el partido del que un día fue pilar importante, le ha dado la espalda, y seguramente él también está pagando una que otra factura del pasado cuando sintió que el peñismo y su sucesión a la presidencia eran inevitables.
Esta sin duda alguna es la caída de Miguel Ángel Osorio Chong, pero eso no significa que en el futuro no pueda levantarse, ya sea dentro o fuera del PRI.