El 2023 viene cargado de su dosis electoral. En este año tendremos elecciones para gobernador en los estados de México y Coahuila, dos de los últimos tres bastiones priistas que quedan en el país.
Esta no será una elección como las más recientes, pues la coyuntura en que sucede crea un panorama totalmente diferente y competitivo. El PRI está en franco riesgo de prácticamente desaparecer y quedar como un partido pequeño que necesitará de alianzas para sobrevivir, de ahí la importancia del resultado en estos dos estados, que además de todo, le son simbólicos.
Por su parte Morena tiene la posibilidad de llevarse el triunfo por lo menos en uno de ellos y pondrá toda la carne al asador con tal de dar un certero golpe que desarticule al histórico priismo del estado de México que ya en otro momento les ha dado fuertes dolores de cabeza.
En Coahuila la cosa va muy en serio, el gobernador del estado, Miguel Riquelme, es uno de los gobernadores priistas mejor evaluados de los últimos tiempos y aunque pesa sobre sus hombros ser el heredero del moreirato, ha sabido capitalizar sus resultados y alianzas políticas.
El candidato priista será muy seguramente Manolo Jiménez, actual secretario de Inclusión y Desarrollo Social en el estado y que fue ya en dos ocasiones alcalde de Saltillo. La gran mayoría de las encuestas publicadas lo colocan como el favorito para ganar la elección.
Su competidor más cercano es el recién electo candidato morenista Armando Guadiana, que en 2017 perdió la elección a gobernador frente a Miguel Riquelme.
En el Estado de México las cosas pintan bastante diferente, es casi un hecho que la alianza no va y que cada partido presentará su propio candidato. La competitividad de los partidos de oposición está comprometida hasta el momento por la falta de acuerdo, pero bien vale la pena recordar que en el 2021 la oposición recuperó varios municipios que les habían sido arrebatados por Morena en el 2018.
Las encuestas publicadas mantienen como favorita a la candidata morenista Delfina Gómez, que fue derrotada por Alfredo del Mazo en el 2017. Delfina tiene fuertes contendientes que están haciendo todo lo posible por posicionarse de manera competitiva y esta podría ser una elección con final de fotografía. Enrique Vargas, del PAN y Alejandra del Moral, del PRI, están con el acelerador a fondo para meterse en la contienda.
Ambas elecciones tienen punteros, pero esto no quiere decir que puedan cantar victoria, ya en otros momentos hemos visto candidatos que se sienten muy seguros de las encuestas y terminan por tropezar y caer a segundos o terceros lugares.
En política no existe una bola de cristal que pueda garantizar el triunfo de unos u otros, pues el proceso electoral apenas comienza y se están jugando el todo por el todo. El PRI no quiere desaparecer, al PAN le urge ganar y Morena tiene la oportunidad de borrar del mapa a su acérrimo enemigo.
Difundir encuestas ganadoras es una estrategia habitual en todas las campañas, todos están intentando llevar agua a su molino para arrancar con el mayor margen posible. Candidatos y partidos tienen de redoblar esfuerzos para reafirmar en las urnas lo que hoy presumen en sus redes, pues no hay que olvidar que “del plato a la boca, se cae la sopa”.