No es secreto para nadie que desde hace tiempo Alejandro Alito Moreno, presidente Nacional del PRI mantiene una ríspida relación con el coordinador de los senadores de su partido, Miguel Ángel Osorio Chong.
El momento en el que sucedió ese rompimiento no está del todo claro, pero con el paso de los meses se fue agudizando, llevando a ambos hacer fuertes señalamientos de manera pública, y según algunos también privada.
Es posible que la ruptura se haya precipitado cuando Alito Moreno designó de manera casi unilateral a quien ocuparía la candidatura a la gubernatura en Hidalgo en el 2022. Es de todos conocido que hubo señalamientos por parte del entonces gobernador del estado Omar Fayad y se dijo que tampoco había tomado en cuenta la opinión del aún senador Miguel Osorio Chong.
Los malos resultados electorales obtenidos por el Revolucionario Institucional en el 2022 detonaron la crítica de los expresidentes del partido, el coordinador de los senadores y algunos otros liderazgos partidistas, que vieron en Alejandro Moreno el único culpable del fracaso. Ni tardos ni perezosos pretendieron armar un cónclave para dar un ultimátum a Alito Moreno y removerlo de la presidencia del partido.
Para sorpresa de los inconformes, el hasta hoy presidente del PRI no sólo no aceptó las críticas, sino que se mostró beligerante y dispuesto a mantener su presidencia aún a costa del mismo partido.
Miguel Osorio no es un político suave, tras la negativa de Alejandro Moreno de dejar la presidencia del partido, aprovechó diversos foros para dejar en claro que por la salud del PRI era necesario que Alito Moreno recapacitara su decisión y dejara la presidencia. Su discurso fue matizando y cerró en que esperaba que Alejandro Moreno respetara los estatutos del partido y se retirara al finalizar su periodo, esto sin comprometer más allá de sus atribuciones el futuro del revolucionario institucional.
Lo cierto es que el tema se fue enfriando, cada uno de los boxeadores se fue a su esquina y de aquellos titulares escandalosos en donde distintos liderazgos priistas se ponían al “tú por tú” con su presidente, no quedó nada más que una relación gastada y muecas al encontrarse.
Fue a inicios de este mes de febrero cuando Alejandro Moreno irrumpió en la reunión plenaria de los Senadores del PRI, lo que provocó la suspensión de los trabajos, la huída de Miguel Ángel Osorio y Claudia Ruiz Massieu. Poco más tarde el senador Osorio aclaró en conferencia de prensa que Alejandro Moreno no estaba invitado a dicha plenaria, ya que “no era dueño del partido”. Esto parecía ser el clímax del pleito, muchos nos quedamos a la espera de renuncias, expulsiones o cambios de partido, pero eso no sucedió.
Días más tarde Alejandro Moreno, presidente nacional del PRI y Miguel ángel Osorio Chong, coordinador de los senadores priistas, sostenían una reunión bilateral a puerta cerrada que después fue motivo de rueda de prensa para anunciar, con bombo y platillo, que en el PRI lo que más les importa es el futuro de México y que por lo tanto trabajarían en unidad y coordinación para que el partido se mantuviera fuerte y dentro de las preferencias electorales de la ciudadanía.
Qué fue lo que se dijeron Alito y Osorio en esa reunión, pocos lo saben, pero debió ser algo lo suficientemente importante y estremecedor como para provocar que dos que se odian ahora sean casi compadres.
No sabemos si lo que hubo fueron amenazas o promesas, lo que sí es cierto es que pocos creen que esa batalla haya llegado a su fin y que después de tantos insultos mutuos las cosas se arreglaran con una taza de café y estén listos para caminar en unidad.