Fue apenas el pasado 18 de octubre que el flamante secretario de Gobernación, Adán Augusto López, se les fue encima a varios gobernadores de oposición, específicamente a los de Jalisco, Guanajuato, Chihuahua y Nuevo León. Con cinismo dijo que no ocultaría los problemas de seguridad que enfrentan estas entidades y más tarde responsabilizó directamente a algunos de los gobernadores por la mala situación en sus estados.
No podemos creer que sea una casualidad que el secretario de Gobernación haga estos señalamientos únicamente en entidades, que si bien cierto que enfrentan un clima de inseguridad, son gobernadas por partidos de oposición con los que no ha podido negociar para conseguir el apoyo que necesita el Presidente para empujar sus reformas.
Es de llamar la atención que a los gobernadores priistas Adán Augusto no los tocó, confirmando así un pacto de no agresión con quienes le están ayudando a empujar iniciativas de su interés y que terminaron por romper la alianza opositora.
Si bien es cierto que se vale ser crítico, esos mismos señalamientos los pudo hacer sobre entidades gobernadas por Morena que son verdaderos campos de batalla desde hace años, y en los que la llegada de la 4T no ha significado un avance significativo en materia de seguridad, tal es el caso de Michoacán, Guerrero, Sonora, Zacatecas y Veracruz, solo por nombrar algunas.
La reacción no se hizo esperar: Samuel García, gobernador de Nuevo León, rápidamente respondió defendiendo las labores de Fuerza Civil. Por su parte Enrique Alfaro, gobernador de Jalisco, aseguró a través de un video difundido en su canal de YouTube, que por lo menos hay 10 estados más violentos que el suyo, y todos ellos están gobernados por Morena.
La panista Maru Campos, gobernadora de Chihuahua responsabilizó a la anterior administración estatal que le dejó “un tiradero” y recordó que el Gobierno de México eliminó los fideicomisos y fondos para la seguridad pública. Por su parte el gobernador de Guanajuato, Diego Sinhue Rodríguez, prefirió no politizar el tema y simplemente defendió el esfuerzo hecho para mantener la paz y la seguridad en su estado.
Si vamos más allá de los señalamientos personales, pareciera que Adán Augusto López no solo empuja a los gobernadores de oposición, sino que busca estridencia que le genere dividendos políticos dada su aspiración a la sucesión presidencial.
No quisiera ser quien aporte suspicacia a la conversación, pero es mucha la casualidad que el estado de Jalisco enfrente un alza de violencia sin precedentes que ha puesto en jaque no solo al gobierno del Estado, sino también las fuerzas federales, que hasta el momento han sido incapaces de contener la ola de violencia que se vive en la entidad.
Espero que el clima de violencia no se generalice en los estados que hoy son gobernados por los partidos de oposición, también espero que las acciones que encabeza el Gobierno de México y la Secretaría de Gobernación rindan frutos en materia de seguridad en los estados que gobierna Morena y que hoy por hoy siguen siendo un verdadero campo de batalla.
Este nuestro México, sigue siendo un baño de sangre sin que se logre apaciguar el clima de violencia y la incursión del crimen organizado. Politizar la seguridad de los ciudadanos es, por mucho, un ejercicio irresponsable que en nada abona para resolver uno de los problemas que más ha lastimado a los mexicanos.