Valorar lo importante

16 de Noviembre de 2024

Sunny Arely Villa Juárez

Valorar lo importante

columna fiscal

Ser mamá trabajadora es un problema público (Mamá Godín, 2022).
Alimentar, limpiar y dar mantenimiento a la vivienda; limpiar y cuidar la ropa y el calzado; realizar las compras y la administración del hogar; brindar cuidados y apoyo -incluso ayudar a otros hogares y hacer trabajo voluntario- son actividades que históricamente, y por construcción social, se han asignado a las madres en México y el mundo.

Estas labores forman parte del Trabajo Doméstico No Remunerado (TDNR) que representan el 27.6% del Producto Interno Bruto del país (INEGI, 2021). Dar valor a este trabajo en la economía formal puede ser una de las vías para impulsar el crecimiento económico que México necesita.

Somos las mujeres quienes contribuimos en mayor medida a la provisión de las actividades necesarias para la supervivencia humana. Aportamos el triple del valor generado por los hombres, sin recibir compensación de manera particular de los sectores público y privado.

En promedio, las mujeres dedicamos 39.7 horas a la semana al TDNR; en contraste, los hombres dedican 15.4 horas. Esta desigualdad impide la participación de las mujeres en el mercado laboral formal. Más aún, quienes lo hacen deben trabajar doble jornada para satisfacer las necesidades del trabajo remunerado y de aquel necesario para la vida misma.

Si a las 168 horas de la semana les restamos 48 horas de una jornada laboral completa y 40 destinadas en promedio al TDNR, resultan 80 horas semanales para la atención y desarrollo personal. Ahora bien, dormir implica 56 h; comer, 21 h y el aseo personal, 3 h.

Es evidente entonces que las mujeres trabajadoras debemos “hacer maravillas” para realizar aquellas otras actividades que abonan al crecimiento personal y profesional y para el esparcimiento -sin contar con que a diario es necesario lidiar con los imprevistos y hacer frente a la carga mental-. Ante estos números es evidente que esa no es una vida sostenible, ni beneficia al desarrollo del país.

Ante ello, un Sistema Nacional de Cuidados podría aliviar la demanda de trabajo no remunerado y trasladarlo a la economía formal. Para su conformación será necesario que exista una corresponsabilidad entre las personas, el Estado, las empresas y el sector social. Los retos son muchos, pero tendremos que generar espacios para visibilizar el problema y discutir soluciones.

Desde el sector público se tendrá que constituir el espacio fiscal suficiente para financiar un Sistema Nacional de Cuidados a nivel federal y local. Desde el sector privado, el Ranking de Mamá Godín muestra cómo algunas empresas han implementado políticas para atraer, retener y desarrollar a las madres trabajadoras. Al sector social y las personas nos toca deconstruirnos y demandar nuestro derecho a cuidar y ser cuidado, sin que ello vaya en contra del bienestar social.

El camino no se ve sencillo, pero cada uno, desde nuestra trinchera, tendremos que valorar lo importante.