Tras las afectaciones generadas por la pandemia, implementar una estrategia de recuperación del aprendizaje en primarias públicas del país, podría requerir, al menos, 12 mil 677 mdp, de acuerdo a la investigación más reciente del Centro de Investigación Económica y Presupuestaria, A.C. (CIEP). Estos recursos se destinarían a extender la jornada escolar una hora y a la aplicación de una evaluación de aprendizajes.
En el ciclo escolar 2022 – 2023, no se cuenta con una estrategia para recuperar la pérdida de aprendizaje, al igual que la caída de la matrícula escolar y la priorización del bienestar psicosocial de las y los alumnos. La pandemia por Covid-19 ocasionó que la cobertura educativa disminuyera en todos los niveles; en Educación Básica al menos un millón 139 mil estudiantes dejaron la escuela.
La estimación presupuestaria para la recuperación del aprendizaje considera las tres prioridades de la recuperación del aprendizaje. La primera es consolidar el currículum al determinar qué se debe de aprender. No obstante, las transformaciones curriculares y del plan de estudios anunciadas por la Secretaría de Educación Pública (SEP) podrían limitar la recuperación del aprendizaje.
La segunda prioridad es aplicar evaluaciones de aprendizajes, el CIEP estimó que aplicar una evaluación a nivel nacional requeriría 110 mdp. La tercera prioridad es implementar programas de recuperación de aprendizajes, esto se podría realizar aumentando una hora la jornada escolar; las y los alumnos pueden pasar de aulas por grados a aulas basadas en el nivel previamente determinado por la evaluación de aprendizaje, esta intervención podría requerir, al menos, 12 mil 566 mdp para cubrir una hora adicional de salario de 503 mil docentes de primarias públicas en todo el país.
Los requerimientos presupuestarios estimados para la recuperación del aprendizaje representan la mitad de los recursos que la SEP acumula por subejercicio durante el primer semestre de 2022.
Además, el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) recomienda que el gasto público para educación represente entre 4.0 y 6.0 % del PIB. En México, este gasto alcanza 3.1 % del PIB en 2022, el nivel más bajo de la última década. Los efectos de esta baja inversión educativa no se sentirán sólo en el corto plazo, sino que sus consecuencias podrían reflejarse en una disminución de la calidad de vida de las generaciones futuras al no priorizar la recuperación del aprendizaje y que todas las niñas, niños y jóvenes regresen a la escuela.
