Los retrocesos en los indicadores de salud sugieren que México está lejos de alcanzar la Agenda 2030.
El financiamiento público, estable y sostenible, es clave para alcanzar la Agenda 2030. En 2015, México se comprometió a lograr los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de esta Agenda. Uno de ellos es garantizar una vida sana y promover el bienestar para todas las personas en todas las edades: ODS 3, Salud y Bienestar.
La vinculación del presupuesto a los ODS se realiza a través de los Programas Presupuestarios (PPs). En 2022, 25 de los 55 PPs del sector salud contribuyen directamente a las 13 metas del ODS 3. Las metas de reducción de muertes y lesiones por accidentes de tráfico y enfermedades por contaminación ambiental no presentan recursos alineados.
Mientras que la población que presenta carencia por acceso a los servicios de salud aumentó en 15.6 millones de personas, al pasar de 16.2% en 2018 a 28.2% en 2020, el gasto en salud que contribuye directamente a la meta de lograr la Cobertura Universal en Salud (CUS) caería en el Paquete Económico 2023, de 62.2% en 2018 a 50.3%. De la misma forma, los recursos vinculados a reducir la mortalidad prematura por enfermedades no transmisibles pasaron de 47.6 % en 2018 a 40.3% en 2023. Estos padecimientos podrían impactar en mayor medida a las finanzas públicas debido a sus costos de atención.
Además, en México solamente se monitorea a seis de los 28 indicadores de salud. Esto dificulta la planeación y desarrollo de políticas públicas que atiendan las metas e indicadores que presentan los menores avances para el desarrollo sostenible. Cuatro de los seis indicadores que se monitorean presentan retrocesos, tales como el aumento en el gasto de bolsillo y la población sin acceso a servicios de salud, barreras de acceso, una alta prevalencia de obesidad y sobrepeso y un déficit de trabajadores de la salud. Esto sugiere que el sistema de salud mexicano está más lejos de alcanzar las metas de la Agenda 2030 en materia de salud.
La baja inversión en salud está obligando a elegir entre niveles de atención. De acuerdo con la Iniciativa de Ley de Ingresos (ILIF) 2023, el remanente del Fondo de salud para el bienestar (Fonsabi), que al segundo trimestre de este año fue de 37 mil 838 mdp, deberá ser transferido a la Tesorería de la Federación para la asignación a IMSS-Bienestar. Esto implica que se utilizarán recursos definidos para atención de enfermedades de alta especialidad, como cáncer en adultos y en niños, hacia la atención de primer nivel y servicios básicos. Lo anterior, invisibiliza las enfermedades que pueden conducir a un gasto catastrófico o empobrecedor en los hogares pues no se ha definido de atención de estas en la población sin seguridad social.
Alcanzar las metas del ODS 3 requiere que México incremente tanto los recursos públicos como privados para el desarrollo sostenible y utilizarlos eficientemente para maximizar su impacto. El presupuesto del sector salud se ha ubicado por debajo del 3% del Producto Interno Bruto (PIB) cuando la sugerencia internacional es destinar más del 6%. El país no cuenta con los recursos mínimos ni con finanzas públicas sostenibles que respondan a las necesidades actuales de salud y está lejos aún de tener capacidad para enfrentar nuevos retos como el cambio climático y nuevas pandemias.
El Centro de Investigación Económica y Presupuestaria A.C. (CIEP) publicó la investigación ‘Gasto en Salud y Objetivos de Desarrollo Sostenible’. El documento está disponible en https://ciep.mx/.