Menos recursos para el nuevo modelo de atención de Salud Mental

21 de Noviembre de 2024

Antonio Tamayo / Judith Méndez

Menos recursos para el nuevo modelo de atención de Salud Mental

columna fiscal

La salud mental es parte integrante de nuestra salud y bienestar general, y un derecho humano fundamental. La salud mental significa ser capaces de relacionarse, desenvolverse, afrontar dificultades y prosperar, entre otras habilidades (OMS, 2022).

A nivel mundial y en México está cambiando la forma de atender la salud mental, dejando atrás el modelo centrado en el hospital psiquiátrico, y transitando hacia un modelo comunitario con énfasis en la atención primaria en salud.

Con el objetivo de disminuir la brecha de atención y aprovechar mejor los recursos, este nuevo modelo promueve acciones y servicios de atención en salud mental de acuerdo a su costo y frecuencia de uso. En este sentido, primero se promueven las acciones de menor costo, como el autocuidado, para después recurrir a los servicios del primer nivel de atención. Los servicios del segundo y tercer nivel de atención se utilizan para aquellos casos en los que ya se agotaron las opciones y recursos de menor costo.

Según la OMS, en promedio, los países dedican menos del 2 % de sus presupuestos de atención de salud a salud mental. En 2016, el presupuesto para salud mental, de la SSa, alcanzó su máximo, considerando el periodo 20016 a 2023, con 3 mil 673 mdp, 2.2 % del total de la SSa. Para 2023, los 3 mil 524 mdp aprobados, implican una reducción de 149 mdp respecto a 2016 (1.7 % del total aprobado a la SSa).

De acuerdo a un análisis del Centro de Investigación Económica y Presupuestaria (CIEP) de 20171, se identificó cómo el presupuesto para salud mental se concentraba principalmente en tres de los ocho programas de la SSa: Prevención y atención contra las adicciones, Atención a la salud, y Prevención y control de enfermedades. Del presupuesto para 2016 estos tres programas concentraban el 92 %, para 2017 era el 96 % y en el PEF 2023 subió a 98 %.

Además, desde 2016 a la fecha, en promedio el 50 % del presupuesto para salud mental es asignado a hospitales psiquiátricos, lo cual indica que no se ha generado un cambio en la estructura presupuestaria que vaya acorde a los objetivos del nuevo modelo.

En el 2do Diagnóstico Operativo de Salud Mental y Adicciones, la SSa recomienda aumentar el gasto e inversión para poder desarrollar el modelo, así como para “fortalecer el autocuidado y la salud pública en salud mental y adicciones”. Sin embargo, el ejercicio presupuestal de los últimos años y los recursos aprobados para 2023, no reflejan que dichas recomendaciones hayan sido atendidas, y, en consecuencia, que el nuevo modelo se esté implementando. Los planes de política pública tendrían que reflejarse en el presupuesto si se quiere alcanzar una mejora en la salud mental de la población.