El 30 de mayo de 2022, el Ejecutivo Federal anunció su intención de consolidar el Banco del Bienestar fusionándolo con Telecomunicaciones de México (Telecomm). También señaló que como esta administración federal ya no tendrá tiempo de hacerlo, convertiría a Telecomm en la Financiera del Bienestar y se encargaría de administrar, otorgar y cobrar los créditos a la palabra para la población, además de otras funciones. Las 1,700 oficinas de Telecomm podrían también dispersar recursos y remesas. Finalmente, el Ejecutivo señaló que se protegería a los empleados de Telecomm que han laborado durante muchos años. Ante tales cambios, cabe cuestionarse sobre la situación actual de los bancos de desarrollo, si el Banco del Bienestar está en condiciones de llevar a cabo esta fusión, y si ésta sería atractiva para Telecomm.
México cuenta actualmente con seis bancos de desarrollo (NAFIN, Banobras, Bancomext, Sociedad Hipotecaria Federal, Banjército y Banco de Bienestar). Con respecto a sus activos, el banco más grande es Banobras, con el 41.4% de los activos de la banca de desarrollo en el país, le sigue Nafin con 21.9% y Bancomext con 20.5%. Cabe señalar que de 2018 a 2021, Nafin redujo su participación en los activos totales, al pasar de 28.1% a 21.9%. Banjército pasó de 3.4% a 6.4% y el Banco del Bienestar de 2.1% a 4.0%. En cuanto a la cartera de créditos, Banobras mantiene la primera posición con 48.3% de la cartera total, seguido de Bancomext y Nafin con 22.3% y 18.0%, respectivamente. SHF pasó del 8.2% al 6.7%, según datos de la Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV).
Los problemas aparecen cuando revisamos los datos del resultado neto. Nafin pasa de una ganancia de 2,535 millones de pesos (mdp) en 2018 a una pérdida de 6,565 mdp en 2021. Lo mismo ocurre con Bancomex que en 2018 reportó utilidades netas por 47 millones de pesos y en 2021 una pérdida de 2,462 mdp. Por su parte, Banjército en 2018 reportó un resultado neto de 1,957 mdp y uno de 4,421 mdp en 2021. En tanto que el Banco del Bienestar (antes Bansefi) pasó de una utilidad neta de 66 mdp a una pérdida de 217 mdp. La rentablidad de los bancos de desarrollo también ha caído, si la medimos a través del Rendimiento sobre Activos (ROA), esta pasó de 0.41% en 2018 a -0.06% en 2021; en tanto que el Rendimiento sobre Capital (ROE) pasó de 5.30% a -0.58%.
La morosidad ha avanzado en todo el sistema de banca de desarrollo al pasar de un indicador de 1.89% a 3.55%. Sin embargo, las cifras por banco son reveladoras. De 2018 a 2021, Nafin pasa de 0.29% a 2.76%, Banobras de 0.54% a 1.99%, SHF de 11.67% a 16.57%, Banjército de 3.37% a 2.81% y Banco del Bienestar de 7.8% a 35.46%, cuatro veces más que en 2018. Pese a estos indicadores, la capitalización de los bancos de desarrollo es mayor a la observada en 2018, pasó de 17.5% a 22.8%.
Los indicadores financieros de rentabilidad y morosidad de la banca de desarrollo en el país muestran signos de deterioro. Recordemos que los bancos públicos administran recursos que son de todos los mexicanos, que ha llevado años acumularlos y consolidarlos y que es necesario que los mantengan y administren de forma adecuada y que al mismo tiempo, impulsen el financiamiento de diferentes sectores económicos del país. La morosidad de más del 35% de Banco del Bienestar lo hace poco atractivo para ser parte de una fusión.