Durante el primer año del Instituto de Salud para el Bienestar (Insabi), que coincidió con el primer año de la pandemia por Covid-19, la población sin afiliación a instituciones de seguridad social se incrementó de 15 % a 28 % de la población total; el presupuesto para atención de enfermedades de alta especialidad, como cáncer de mama, cervicouterino e infantil cayó 20%; la atención en el sistema público se redujo y el gasto de bolsillo para compra de medicinas y atención a la salud creció 40 por ciento.
El pasado mes de abril, el Poder Legislativo aprobó la desaparición del Insabi y la transferencia de sus recursos materiales, humanos y financieros al IMSS-Bienestar. Con este cambio, el IMSS-Bienestar busca el mismo objetivo que tuvo el Insabi o el Seguro Popular (SP): garantizar que todas las personas sin seguridad social tengan acceso a los servicios de salud.
IMSS-Bienestar, como programa presupuestario, surgió en 1979 como IMSS-Coplamar, mediante la firma de un convenio entre el IMSS y la Coordinación General del Plan Nacional de Zonas Deprimidas y Grupos Marginados (Coplamar) para extender los servicios de salud a grupos de población en condición de pobreza y marginación extrema.
A lo largo de su historia, se ha conocido como IMSS-Solidaridad, IMSS-Oportunidades, IMSS-Prospera y finalmente, IMSS-Bienestar (IMSS, 2019). Hasta 2022, este programa otorgaba servicios médico-preventivos y de promoción a la salud a más de 11.7 millones de personas de comunidades rurales en 20 entidades. Sin embargo, en 2020, sólo 394 mil personas se reconocían como beneficiaras de este programa.
En la última década, en promedio, el programa IMSS-Bienestar ha representado 1.9 % del presupuesto del sector salud. Ahora bien, si lo que se pretende es que IMSS-Bienestar brinde atención a las personas sin seguridad social, el organismo requeriría invertir al menos, 308 mil 833 mdp (1 punto adicional del PIB).
Esta estimación contempla ampliar los servicios de salud, debido a que el extinto Insabi cubría mil 807 intervenciones, mientras que IMSS-Bienestar incluye solamente 50 enfermedades, lo que representa el 0.63 % del paquete del IMSS ordinario. Además, ocho de cada diez intervenciones de IMSS-Bienestar se clasifican como intervenciones de salud pública: primer nivel de atención.
El IMSS-Bienestar como organismo público descentralizado nació con mayores retos que el Insabi pero, al igual que él, carece de una fuente sostenible y suficiente de recursos financieros. Por lo que es indispensable considerar todas las necesidades presupuestarias para que todas las personas tengan acceso a los servicios de salud y ampliar el paquete de servicios para este grupo de la población.
El Centro de Investigación Económica y Presupuestaria A.C. (CIEP), elaboró una investigación sobre el tema que puedes consultar en https://ciep.mx/Y73N