El mundo está experimentando una transición demográfica sin precedentes. La proporción de adultos mayores de 65 años con respecto a la población total está en aumento por dos factores principales: el aumento en la esperanza de vida y la disminución del número promedio de hijos por mujer en edad fértil. Esta situación se traducirá, en el mediano y largo plazo, en importantes retos para financiar los bienes y servicios que los adultos mayores necesitan, como atención médica, cuidados y acceso a una pensión, sin utilizar recursos públicos necesarios para otros sectores como educación o salud.
Actualmente, el sistema de pensiones en México está compuesto por cuatro pilares, tres contributivos y uno no contributivo, que no están integrados. La situación es que 41% de los adultos mayores en México recibe una pensión contributiva, mientras que el resto no es elegible para obtener una. El pilar no contributivo se refiere a la pensión para el bienestar de los adultos mayores, que, al ser universal, incrementó la cobertura del sistema de pensiones, pero los montos recibidos son desiguales e insuficientes para cubrir las necesidades de las personas en la vejez.
Además, muchos adultos mayores se vean obligados a seguir trabajando después de la edad de jubilación para poder afrontar sus gastos.
Una solución parcial que ha sido implementada en algunos países de Europa y Estados Unidos es la hipoteca inversa. Este es un instrumento que permite que las personas adultas mayores que poseen una vivienda obtengan un préstamo por el valor de la misma, lo que les permite aumentar sus ingresos como complemento de una pensión o, en su caso, retirarse del mercado laboral a la edad de retiro.
Este instrumento es uno entre varios que se deben explorar para que constituya una alternativa complementaria para el retiro en un país donde las tasas de reemplazo son bajas y el gasto en pensiones seguirá presionando las finanzas públicas. Sin embargo, hay características del mercado mexicano que limitan el potencial de este instrumento. Por ejemplo, sólo 44% de los adultos mayores poseen una vivienda; los adultos mayores prefieren heredar sus bienes.
En México, la hipoteca inversa es reconocida en los códigos fiscales de la Ciudad de México y el Estado de México. Sin embargo, ninguna institución financiera ofrece actualmente este servicio debido a la falta de una normativa federal que lo regule y de mercado este producto específico.
El gasto en pensiones en 2023 representa el 20.4% del gasto y 5.1% del PIB, del cual el 90% se financia con gasto corriente. Este tipo de gasto presiona las finanzas públicas poniéndolas en riesgo de insostenibilidad, por ello, es necesario explorar alternativas e instrumentos, como la hipoteca inversa, que permitan contener el gasto en pensiones ante el envejecimiento de la población.
La transición demográfica acelerada que enfrenta el país y las condiciones económicas de los adultos mayores hacen necesario revisar la hipoteca inversa como un mecanismo para mejorar la situación financiera de esta población en crecimiento. Este instrumento podría representar una alternativa valiosa para enfrentar los desafíos de la transición demográfica en México. Es fundamental que se promueva un marco normativo federal para facilitar su implementación en el país y se busquen soluciones integrales para garantizar la seguridad financiera y el bienestar de los adultos mayores en su etapa de retiro.
El Centro de Investigación Económica y Presupuestaria (CIEP) analizó el potencial de liquidez de la hipoteca inversa. El estudio puede consultarse en ciep.mx