La ciudad que mató Emilio Lozoya

1 de Diciembre de 2024

La ciudad que mató Emilio Lozoya

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Jorge Villalpando Castro

Ciudad del Carmen llegó a ser la joya de la industria petrolera: había inversión, empleo y bonanza

FOTOS: Jorge Villalpando jcrodriguez@ejecentral.com.mx /jvillapandoc@ejecentral.com.mx

Ciudad del Carmen llegó a ser el más importante centro logístico de Petróleos Mexicanos y una de las urbes más prósperas del país. Hoy, la caída en los precios de los hidrocarburos, combinada con malas decisiones, tienen a la isla hundida en el desempleo y como campeona en el cierre de empresas. El periodo más negro se vivió durante la gestión de Emilio Lozoya al frente de la petrolera
FOTO: Jorge Villalpando

Desde el mostrador, Victoria Álvarez estira el cuello y observa que un hombre bien arreglado se aproxima a su hotel. La mujer se entusiasma, pues hace días que no renta un cuarto. De las 42 habitaciones que ofrecía en los años de bonanza petrolera, hoy sólo tiene habilitadas cinco; y de los 18 empleados que ahí laboraban ya no queda uno solo. El negocio se mantiene en pie gracias a que su esposo, hijas y yernos apoyan en las tareas en su tiempo libre Bienvenido, ¿te ofrezco una habitación? dice la dueña. —Discúlpeme, señora, ¿no tiene un trabajo? —pregunta el visitante. ¿Un empleo? A buen árbol te arrimas. Si de milagro no hemos cerrado… —De verdad lo necesito. Puede ser de pintor, de mantenimiento, de lo que sea. ¡Tengo que llevar algo de comer a mi familia! Soy ingeniero químico y hace unos días me despidieron. Victoria Álvarez es la presidenta de la Asociación de Hoteles y Moteles de Ciudad del Carmen, la isla que hasta hace tres años era “la joya” de Pemex, pues es el centro de operaciones para la producción de Cantarell, conjunto de yacimientos que durante tres décadas fue el principal abastecedor de petróleo y gas de México. Hoy esta ciudad muere un poco todos los días. En parte por la caída de los precios internacionales de los hidrocarburos y el agotamiento de las reservas petrolíferas; pero en parte también por la decisión de Petróleos Mexicanos (Pemex) de restringir las inversiones y por la asfixia a las que fueron sometidas empresas que daban miles de empleos, capacitaban a técnicos mexicanos y estimulaban la innovación tecnológica. Tras la gestión de Emilio Lozoya Austin al frente de Pemex (de 2012 a 2016), esta ciudad quedó conectada a un tanque de oxígeno. Las 100 mil personas que aún viven en la desolada Ciudad del Carmen son damnificados del terremoto económico que implicó la cancelación de inversiones, una Reforma Energética mal instrumentada y las divisiones políticas que frenaron planes de reactivación económica. En la administración de Lozoya, los ingresos por venta y exportación de crudo sólo reportaron caídas, asegura el senador Jorge Luis Lavalle, integrante de la Comisión de Energía y originario de Campeche, y la prueba de ello son las cifras oficiales: “la más estrepitosa se registró en 2015 —penúltimo año de la gestión de Lozoya— cuando las pérdidas ascendieron al 60% de los ingresos reportados por la empresa durante 2012”. De acuerdo con el legislador panista, Pemex también reportó una disminución de 6.8% en el volumen de producción de barriles de 2012 a 2015; paralelamente, el costo de descubrimiento por barril y la transportación presentó incrementos considerables. CIFRA 4La Gerencia de Integración, Optimización y Evaluación del Portafolio (GIOEP), adscrita a la Subdirección de Administración del Portafolio (SAP) de Pemex Exploración y Producción, exhibe la debacle de la producción y el crecimiento de los costos durante los años en que Lozoya estuvo al mando: “la producción de un barril de crudo en aguas someras se elevó entre 2012 y 2014, pues pasó de 5.9 a 6.3 dólares. Pero no son los únicos costos que aumentaron para Pemex desde la llegada de Lozoya, pues el costo de transportación por barril de petróleo también repuntó. De acuerdo con el senador, en 2012 trasladar un barril de crudo costaba 0.84 dólares, montó que pasó a 1.33 dólares en 2015. Al visitar la ciudad, estas cifras están a la vista. De 2014 a la fecha, se han perdido más de 30 mil empleos en Ciudad del Carmen, lo que provocó un éxodo masivo de personas y empresas desde la que llegó a ser la capital económica de la entidad. A Pemex le fueron otorgados los contratos de la Ronda Cero con la que arrancó la Reforma Energética, 80% de los cuales se ubican en la Sonda de Campeche. Sin embargo, el desplome de los precios del crudo y los recortes presupuestales han obligado a cancelar proyectos y a mantener la actividad de exploración y producción en su mínima expresión. La historia parece estar empeñada en darle a Carmen lecciones de auge y caos económico. Durante el siglo XIX y primera mitad del XX esta isla de 153 kilómetros cuadrados era codiciada a escala mundial por el famoso palo de tinte, un mangle que no se produce en ninguna parte del planeta y cuya explotación valía oro para la industria textil. Entre los años 40 y 70 del siglo pasado vino el auge del camarón —grande y rosado, el favorito de los consumidores—, y Carmen se convirtió en uno de los principales abastecedores de México y Estados Unidos. Pero en los años 70 comenzaron las exploraciones de yacimientos de petróleo y sucumbió la industria camaronera. Entonces vino el descubrimiento de Cantarell, el megayacimiento, y durante tres décadas a esta isla le tocó administrar la abundancia. Pero la “gallina de los huevos de oro” se agotó y este año, cuando se celebra el tricentenario de la fundación de esta ciudad, los habitantes padecen una de las mayores crisis económicas, sin empleo, sin empresas y con una industria petrolera que le ha cancelado contratos a más de 35 empresas que daban trabajo a decenas de miles.

Sobrevivir. El mercado municipal es reflejo de la situación económica en Ciudad del Carmen, pues las ventas se han desplomado. FOTO: Jorge Villalpando

“La Reforma Energética era necesaria, porque Pemex no podía seguir pagando fortunas para explorar yacimientos, pero las firmas necesitan facilidades para comenzar a operar y reactivar la industria”.

Manuel Antón, dirigentede Canacintra-Carmen

“Nos pusieran de rodillas”

Locatarios del mercado municipal de Ciudad del Carmen cuentan que antes de la debacle económica, era imposible circular en auto por las calles aledañas debido a la enorme afluencia de compradores. En la actualidad, la actividad es como la de cualquier pueblo de la República y lo que predomina son los carritos de comida —elotes, plátanos fritos, hotdogs, hamburguesas, fruta picada y golosinas—, que es la única alternativa que les quedó a los miles de expulsados de la otrora boyante industria petrolera.

Peña Nieto y su dichosa Reforma Energética nos pusieron de rodillas”, exclama Faustino Campos, un vendedor de pescado. “Antes, a las 10 de la mañana ya se había acabado el producto, en cambio ahora, mire usted, no hemos vendido ni la mitad”. El comerciante dice que en los años de bonanza económica vendía entre 30 y 40 kilos de camarón, pero hoy su venta es de 10 kilos a la semana.

Desde el mercado Alonso Felipe de Andrade se aprecia el malecón de la ciudad, custodiado por la Stella Maris, la escultura dedicada a la Virgen del Carmen, patrona de la isla. La temperatura es de 35 grados y la ropa se pega al cuerpo por la elevada humedad. Sobre los muelles de este puerto se habilitaron 70 andenes para la entrada y salida de buques petroleros, en un trajín que duraba las 24 horas del día. Hoy sólo se utilizan tres andenes para las escasas embarcaciones que todavía se mueven sobre los litorales carmelitas.

Este gobierno nos ha llevado a la quiebra”, sostiene Joel Coutiño, carnicero y dirigente de los locatarios del mercado. “Esta isla le dio empleo a mucha gente gracias al petróleo, había mucho circulante, pero decidieron matar a Pemex y entonces vino la miseria y la delincuencia. Y en su lugar nos trajeron una Reforma Energética que ha sido una basura”.

Pero la crisis aprieta en todos los niveles. Los fraccionamientos Centenario y Mediterráneo, construidos hace menos de 10 años y que fueron ejemplo de la pujante clase media, hoy lucen desiertos, la mayoría de los departamentos están en venta o en renta. En los años de gloria, era común ver en este tipo de fraccionamientos hasta dos vehículos por casa. Sin embargo, los carmelitas que tenían una vida desahogada se han desecho de sus autos y, en su lugar, han montado pequeños negocios de comida con la esperanza de sortear la crisis y sobrevivir mientras se cumple la postergada promesa de que Pemex vuelva a inyectar recursos. [gallery size="medium” ids="805211,805212,805213,805214,805215,805216"]

LA CRISIS APRIETA EN TODOS LOS NIVELES. LOS FRACCIONAMIENTOS CENTENARIO Y MEDITERRÁNEO, CONSTRUIDOS HACE MENOS DE 10 AÑOS Y QUE FUERON EJEMPLO DE LA PUJANTE CLASE MEDIA, HOY LUCEN DESIERTOS, LA MAYORÍA DE LOS DEPARTAMENTOS ESTÁN EN VENTA O EN RENTA

Los años críticos

BarcosAbandonados07-JVC FOTO: Jorge Villalpando

En 2013, cuando Lozoya tomó el timón de Pemex, las exportaciones petroleras eran superiores a los 45 mil millones de dólares, las inversiones en Sonda de Campeche rondaban los 37 mil millones de pesos y a Ciudad del Carmen le faltaban cuartos para hospedar a tanto trabajador que llegaba de otros estados y otros países. Hoy, un año después de la salida de Lozoya, las ventas de crudo al exterior no superan los 20 mil millones de dólares. Las inversiones en el complejo Cantarell y los pozos aledaños apenas llegan a 5 mil millones de pesos y en las calles de la isla abundan desempleados y los letreros de “se vende” y “se renta”. Los hoteles de cinco estrellas rematan sus habitaciones a 400 pesos la noche (con desayuno incluido), los antros dan la primera cerveza gratis, los mejores restaurantes ofrecen bufetes hasta en 70 pesos. Los empresarios carmelitas agotan los últimos recursos y ponen de sus propios bolsillos antes de bajar la cortina. Las escuelas privadas tienen el 50% de la matrícula que manejaban en los años de pujanza y en los centros comerciales, como es el caso de Plaza Palmira, por cada local abierto hay tres que se rentan. Para Manuel Antón, dirigente de la Cámara Nacional de la Industria de Transformación (Canacintra) de Ciudad del Carmen, una opción para sacar a este centro logístico de Pemex de su marasmo es que el gobierno federal aplace el cobro de impuestos para que las empresas transnacionales se animen a invertir en exploración y extracción de crudo, y así reactivar el potencial petrolero de la región.

La mayoría de las empresas como Halliburton, Schlumberger, Cotemar y Baker —que antaño daban miles de empleos—, lo que han estado dejando en Ciudad del Carmen es una representatividad, están trabajando al mínimo de su potencial, porque la exploración y la producción de crudo está frenada , alerta el líder empresarial.

Asegura que como los gastos de mantenimiento a la infraestructura petrolera ha sufrido una merma importante, se han incrementado los accidentes en las plataformas y los naufragios de embarcaciones, lo que ha costado vidas humanas. Hay pueblos que deben los episodios más trágicos de su historia a una epidemia, un huracán, un terremoto o la llegada de algún cártel de la droga. En el caso de Ciudad del Carmen, la isla que llegó a ser polo de riqueza, sus desgracias las atribuyen a la Reforma Energética. Comerciantes, taxistas, hoteleros, jubilados, pescadores, restauranteros, todos cuentan los días para que termine el sexenio del presidente Enrique Peña Nieto, a quien responsabilizan de la caída en las inversiones de Petróleos Mexicanos, y sueñan con que llegue un nuevo gobernante que reactive los contratos en la isla que durante 30 años se abocó a la producción de crudo en Cantarell, que hoy saben no era infinito. Es cierto que la puesta en marcha de la Reforma Energética —conjunto de leyes que ya permite la participación de empresas privadas en la exploración y extracción de hidrocarburos—, llegó cuando los precios del petróleo se desplomaron de 110 a 20 dólares el barril, lo que le restó atractivo a las inversiones en la sonda de Campeche. Sin embargo, nadie les saca de la cabeza a empresarios carmelitas que detrás del cierre de la llave de los recursos de Pemex está la intención de sacar de la jugada a firmas indeseables para los grupos de poder y reservar esas minas de oro para los allegados cuando los precios del crudo vuelvan a ser rentables.

Tenemos infinidad de barcos parados desde hace tres años, sin mantenimiento, sin combustible y sin trabajo. Tenemos falta de dinero y Pemex no está trabajando lo que debe, sino lo que puede trabajar. Las empresas que han ganado los concursos para explorar, tampoco han empezado a trabajar. La Reforma Energética era necesaria, porque Pemex no podía seguir pagando fortunas para explorar yacimientos, pero las firmas necesitan facilidades para comenzar a operar y reactivar la industria”, plantea el líder empresarial.

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Sin derrama, se acabó el bullicio

El antro está semioscuro, pero aun así se puede ver que una chica está sollozando en la mesa del fondo. La llaman Ana Karen y lleva puesta una gabardina, pues ya no tiene sentido que muestre el bikini con el que hace una hora subió a bailar. Se quitó los tacones y se hizo una cola de caballo, pero aún conserva las pestañas postizas. Dos amigas, teiboleras también, acuden a consolarla, aunque saben que no pueden entretenerse mucho tiempo, pues en cualquier momento el gerente les ordenará que regresen a trabajar. Le dicen a la chica que todas han pasado por días malos y que es normal que en ocasiones no se junten los “puntos” que exigen los dueños del “mens club”. Ya vendrán noches mejores para llevar dinero a casa. Brigitte, una de las amigas de Karen cuenta que hasta hace un año no existía el sistema de “puntos”, como le llaman a los diez tragos que, como mínimo, debe reportar a la gerencia. Una cerveza al público vale 70 pesos, en promedio, pero si alguna de las chicas logra que un cliente les invite una, el precio sube a 230, pues al líquido hay que sumarle el precio de la compañía femenina. El problema de Ana Karen, según relata Brigitte, fue que no logró reunir la cuota en el tiempo establecido por sus patrones, y las reglas internas dictan que, en ese caso, las muchachas deben largarse del lugar y conformarse con los 100 pesos que les dé el dueño. “Te imaginas qué rabia, ella está aquí desde las cinco de la tarde y la echan a la calle a las 2 de la mañana. No se vale”. Esas situaciones, cuenta la entrevistada, comenzaron a ocurrir desde hace un par de años, cuando apretó la crisis de empleo que se vive en Ciudad del Carmen. Antes de 2015 el lugar llegó a tener hasta 60 bailarinas en distintos turnos. Ahora la nómina consta de 20 los fines de semana, que es cuando hay más clientela. ejecentral recorrió la avenida Los Pinos, el bulevar Juan Camilo Mouriño y el paseo de la Condordia, que son las arterias en las que se localizan los antros donde ingenieros, técnicos, maniobristas, contratistas y demás empleados de la industria petrolera —la mayoría de ellos con buenos sueldos— solían derrochar. El Black Gold y el Playa Dorada, que se abarrotaban por interesados en ver bailarinas europeas y sudamericanas, hoy lucen sombríos. El Paladuim, Cocotero Beach, La Vaca Vieja, Beer House, el Aki Toy y el Breezze han cerrado sus puertas, pues en esta isla vender alcohol y poner música para bailar ha dejado de ser negocio. En Playa Norte, el lugar para bañistas más cercano al malecón de Carmen, era punto de reunión de jóvenes que compraban cartones de cerveza y ponían sus estéreos a todo volumen en las noches de jueves a domingo. Hoy el lugar está oscuro y sólo los perros callejeros se pasean por ahí. El Chito’s Grill, un bar que habilitó “mandarinas” —así se les llama a algunas embarcaciones de rescate en la industria petrolera— para dar servicio a los quieren un lugar privado para comer y beber, apenas tiene dos mesas ocupadas.

La verdad nosotros mantenemos abierto por imagen, pero esto está dejando de ser negocio”, opina Javier Mejía, gerente de Lapa Lapa, un bar que en los buenos tiempos llegaba a tener hasta 600 personas. De dos años para acá, su mayor récord de asistencia es de 100 personas, y eso cuando hay una buena pelea de box o un partido de la Selección Mexicana.

Una situación similar se percibe en La Cueva del Salto, La Chopería, La Cantinita, Son Querido, La Botana y El Barezzito, que las noches de fin de semana suelen tener tres o cuatro mesas ocupadas. La crisis económica por el pasmo en que se encuentra Pemex no distingue giros ni edades.