La puntualidad es fundamental, son casi una decena de activistas climáticos que pasan a abordar el avión KLM que los llevará a Glasgow haciendo escala en Holanda para transbordar a Londres y de ahí en tren a la Conferencia de las Partes, la COP26.
Además de su equipaje llevan un discurso bien estructurado para reclamar y exigir las reparaciones de esos países industrializados que sin piedad han destruido el medio ambiente de nuestro planeta. Los jóvenes tienen nombre Regina Cabrera, María Reyes, Isabel Bracamontes, Saúl Vega, Milo Náme Villa del Ángel, Adriana Calderón y José Villalobos.
El viaje no es del todo improvisado y menos ahora en tiempos de postpandemia, es largo el recorrido entre papeleos para obtener documentos, pasaporte, boletos de avión, prueba antiCovid, seguro de viaje y otros tantos.
Los que conforman el movimiento Viernes por el Futuro México (Fridays for Future) son jóvenes que hace varios años tomaron los ideales de Greta Thunberg, la chica de 18 años nacida en Estocolmo y que en 2018, en vez de asistir a la escuela decidió plantarse sola afuera del Parlamento Sueco para exigir que el gobierno redujera las emisiones de carbono con base en el Acuerdo de París. Ahora nuestros activistas trasladan esos planteamientos a su localidad.
¿Si Greta pudo porqué nosotros no?, se preguntan. En México también se daña el medio ambiente, se utilizan energías fósiles y se tiene un gobierno que opta por mantener energías contaminantes. Con la capacidad de reorganizar una lucha por la supervivencia, los de Viernes por el Futuro muestran que la unión hace la fuerza, de ahí que participar en la COP sea importante. Su encuentro con activistas de MAPA (Most Afected People and Areas) es inmediato, uniéndose a luchadores de varias partes del mundo crean una fuerza única derivada de las similitudes y no de las diferencias.
Además de desgarrar sus gargantas en las manifestaciones, haciéndolo ahora en las avenidas frías cercanas al río Clyde en Glasgow, ellos también son estudiantes universitarios que cursan biología, economía, psicología y artes, incluso algunos aún no terminan la preparatoria. No hay profesión específica para ser activista, pero todo conocimiento es aplicado en su lucha.
Para ellos la familia es fundamental y ellos son fundamentales para su familia. Padres, hermanos, tíos y amigos están orgullosos de su partida, sin duda, a cada participante le han hecho una colecta para que no le falte dinero para comer, para el transporte u hospedaje. Muchos de ellos jamás han volado, otros tampoco han salido del país, pero su cabeza esta en el discurso, en la exigencia, en la defensa y la rebeldía.
Algún día pensaron que el deterioro ambiental tenía un culpable, que no sólo es el que actúa con alevosía sobre la naturaleza, sino el que no hace nada para frenar su aniquilamiento. Miraron hacia los desiertos, hacia los ríos muertos y al vacío que dejaron los animales extintos, de ahí su preocupación. En Glasgow se lucha contra la extinción del planeta y la extinción de las políticas simuladas.
El tren diario. Todos los días el grupo mexicano viaja en tren a Glasgow.
100 mil millones
de dlls al año darían, desde 2009, países ricos a los más pobres y afectados; falta 20%
