La batalla de los cinco días

16 de Febrero de 2025

La batalla de los cinco días

Cuando Google y Facebook dejaron sin noticias a Australia comenzó lo que será para el mundo la confrontación digital del Siglo XXI contra los gigantes Facebook y Google

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Imagine que un día abre su cuenta de Facebook y no hay información sobre la mañanera del Presidente, quien en esa ocasión hizo un anuncio importante, y luego, mientras navega por su perfil se percata que no hay ni una sola nota periodística. Entonces se dirige a Google a buscar la información más relevante de esa mañana y se da cuenta de que no hay. Ni en Google ni en Facebook puede usted ver noticias. El mundo no se detuvo, simplemente estos gigantes dejaron de reproducir información. Así les ocurrió a millones de australianos desde el 17 de febrero.

La Comisión Australiana de la Competencia y el Consumidor (ACCC, por sus siglas en inglés) impulsó un Código que llegó esta semana al Senado con el que busca que Google y Facebook paguen a los editores de noticias por su contenido. Ambos titanes tecnológicos se negaron y tomaron una drástica medida: cerrar la llave a las noticias.

Fueron cinco días de bloqueo los que decretó Facebook, pues el lunes por la noche la empresa anunció que cabildeó con el tesorero Josh Frydenberg y el ministro Paul Fletcher para hacer “una serie de cambios y garantías” al Código propuesto y que eventualmente las noticias volverían.

Sin embargo, en la batalla que duró cinco días, tanto las empresas como el gobierno mostraron su músculo --comercial y político a cada lado-- y también provocaron que el mundo comience a discutir sobre el rol de Facebook y Google para el ejercicio de derechos como la libre expresión y el acceso a la información.

INTERNET, RED DE REDES

La Comisión australiana dijo que con este Código busca hacer que titanes del internet paguen a los periodistas por su trabajo que aparece en los buscadores y que genera interacciones --y con ello datos que las empresas venden--. Sin embargo Facebook y Google se opusieron.

Para Alex Argüelles, de la colectiva Ciberseguras y colaboradora de Creative Commons México, el código australiano tiene una intención legítima --ayudar a las empresas periodísticas--, pero parte de una premisa equivocada. Pretende regular un espacio en internet como si fuera una arena comercial, cuando es, principalmente, un espacio público.

“Facebook y Google no son la totalidad de internet, como muchas veces se piensa. Internet no son las empresas. Intentando proteger intereses comerciales terminan afectando derechos humanos”, sostiene para este periódico.

La experta en derechos digitales y abogada Agneris Sampieri, quien forma parte del equipo de la Red en Defensa de los Derechos Digitales R3D, coincide en que la postura de Facebook es errónea y atenta contra los derechos de las personas. También insiste en que las pugnas comerciales no pueden preponderar ante el derecho a la información y la libre expresión, pues el flujo de las noticias debe ser libre.

Cuando la discusión de este Código pasó al Senado, Google emitió un pronunciamiento en el que dijo que se rehusaba a pagar porque su forma de retribución a los editores de noticias era generarles tráfico y ponerlos en su buscador, lo que posiblemente les daría clicks y si esas páginas tienen espacios de publicidad, entre más visitas tengan pueden cotizar mejor esos espacios para anunciantes.

Sin embargo, la experta en derechos digitales, Alex Argüelles, sostuvo que esto no funciona así.

Cuando se visita Google en busca de noticias, la página despliega cuatro o cinco resultados principales que son, seguramente, de grandes diarios nacionales --que tienen la capacidad y los recursos para pagar a personas especializadas que posicionan esa nota periodística--, pero muy difícilmente avanzará más allá de la segunda página de resultados. Entonces todo ese otro universo de noticias que no hacen las empresas de medios masivas, sino portales más pequeños o agencias independientes no son beneficiados como argumenta Google.

La pugna entre el gobierno australiano y estos grandes entes digitales también pone el acento en la enorme dependencia que hay de la prensa hacia estas empresas. De acuerdo con el organismo de control de la competencia de Australia, por cada 100 dólares gastados en publicidad online, Google se lleva 53, Facebook 28 y el resto se reparte entre otros. Sus ganancias los convierten en titanes y por ello el Código los toca de forma tajante.

“ROMPIENDO” INTERNET

Con sus decisiones, Facebook y Google demostraron que tienen dientes enormes, tan grandes que obligan a gobiernos a sentarse a las mesas de negociación, porque controlan los servicios y espacios de interacción más populares y han absorbido a sus competidores --la empresa fundada por Zuckerberg es dueña de Instagram y WhatsApp--. Además, como empresas multinacionales no están controladas por las legislaciones de un gobierno en particular.

Así, con “una mano en la cintura” ambas plataformas están atentando contra uno de los principios básicos del internet, como si lo estuviera “rompiendo”, dice a manera de metáfora la abogada Agneris Sampieri de R3D.

“Uno de los principios básicos de internet es que tú puedas ligar una página a otra. Por ejemplo, si yo en mi blog personal lo que hago es compartir una liga de noticias, entonces lo que la gente hace es comunicar, informar, expresarse enlazando desde su página de Facebook a una noticia. Alterar esta funcionalidad básica que tiene el internet prácticamente rompería el internet como lo conocemos e internet ya no sería una red mundial, una red de redes, se estarían creando redes personalizadas”, apunta.

¿NO HAY ESCAPE?

En la era Covid, la información es una de las herramientas más importantes que tienen las personas, no solo para cuestionar a sus gobiernos sobre sus políticas sanitarias, sino para tomar decisiones que tienen un impacto directo en la vida diaria. Sin información, la toma de decisiones se convierte en un volado.

“Tener medidas así impacta el derecho colectivo de las personas a saber, de tener acceso a fuentes de información diversas y plurales con distintos criterios en tiempo real porque no necesito viajar a Australia para comparar las dosis de vacunas que llegan allá con las que llegan a México. En esta batalla los que salimos perdiendo somos los usuarios”, señala Agneris Sampieri.

Si mañana México toma una decisión similar a la de Australia, entonces es posible que Facebook y Google tomen las mismas determinaciones, pero los usuarios sí tienen alternativas porque sin esas empresas el internet no se acaba.

Ambos gigantes tecnológicos controlan las capas más visibles del internet, pero no son la totalidad de la red de redes, por ello Alex Argüelles insiste en que como personas usuarias debemos entrenarnos en expandir el uso que damos a internet.

“Descarguemos otros buscadores, está Firefox, Brave y el navegador de Tor que es un proyecto que desarrolla herramientas para proteger la privacidad de las personas en internet. Llevémoslo más allá y tengamos cuentas de correo electrónico cifradas de punto a punto que no se pueden intervenir como ProtonMail o Tutanota que son seguros y gratuitos. Busquemos más espacios de encuentro para la resistencia digital y organizada”, dice Argüelles.

En temas de competencia comercial, Facebook y Google tienen el poder de cerrar la llave a las noticias porque son los peces más grandes, pero las personas usuarias también tienen (tenemos) la facultad de seguir remando en la red de redes en busca de otros peces.