El sureste sigue siendo un campo minado para los migrantes. En total, seis de cada 10 de estos ataques ocurrieron en Chiapas, Oaxaca y Veracruz.
En 2017 se registraron más de tres mil agresiones contra los viajeros que cruzan el territorio para conseguir trabajo o llegar a Estados Unidos. El delito del que más sufrieron los migrantes en general fue el robo, le siguieron las lesiones y las extorsiones. En un análisis focal, los hombres y mujeres padecieron los mismos ilícitos; pero son ellas las que fueron víctima de un mayor número de robos y además las secuestraron y lesionaron.
›La Red de Documentación de Organizaciones Defensoras de Migrantes (Redodem) publicó su informe “El Estado indolente: recuento de la violencia en las rutas migratorias y perfiles de movilidad en México”, que construyen desde 2014.
A través de entrevistas directas a las personas que apoyan cada año, el informe revela que en 2017 un total de 28 mil 288 personas transitaron por los 25 albergues socios de la Redodem.
“En este quinto informe se observa que la violencia no se ha detenido, sino que sólo se ha diversificado al haberse distribuido entre más actores tanto particulares como por autoridades del Estado mexicano”, establece el informe.
Los números demuestran que los hombres son más agredidos en el estado de Veracruz que en Oaxaca. Aunque en un análisis focal por género que realiza la red, los valores de los estados cambian y Veracruz se colocó en el segundo lugar.
Las mujeres registraron más agresiones por parte de los agentes del Instituto Nacional de Migración que los hombres. Mientras que los varones fueron más agredidos por las guardias de las vías del tren y por la policías municipales.