Andrés Manuel López Obrador juró este sábado como presidente de México prometiendo “transformar” al país, combatir la corrupción, abolir el neoliberalismo y en el que delineó los 100 puntos prioritarios de su programa de gobierno por cumplir. “No tengo derecho a fallarles” es la frase que marcó el inicio de la llamada Cuarta Transformación, un nuevo gobierno que se anuncia distinto y que a la par pidió que el pueblo no lo deje solo. “Los necesito”, agregó. Ante 160 mil personas en el Zócalo presentó un diagnóstico dramático: “nos están entregando un país en quiebra”, sobre todo en sectores energéticos. Por ello les pidió tener “paciencia y confianza”.
No me dejen solo… Sin ustedes los conservadores me avasallarían, pero con ustedes me van a hacer lo que el viento a Juárez”, señaló el político de 65 años tras recibir la bendición y el mando de los pueblos originarios del país.
El Bastón de Mando que le fue entregado por los 68 pueblos indígenas del país, aseguró lo dotará, según sus creencias, de sabiduría para gobernar; pero con lo que no contaban es que también le iba a dar cuerda para ampliar sus ofertas de gobierno. Y dejó atónitos a los que piensan que no le alcanzará el presupuesto para cumplir con todos los apoyos que prometió en campaña, pues esta vez ofreció darles dinero a los niños pobres y discapacitados del país. Algo que costaría 270 mil millones de pesos anuales. López Obrador en su discurso marcó un antes y un después. Le escuchó el adulto mayor, la madre soltera y el niño que al escuchar que se dará una pensión a los discapacitados dice que entonces se va a “romper una pierna”. “Cállate”, le reprendió su hermana. Se percibió alegría entre la gente que se reunió en la plancha del Zócalo y peleó a codazos su lugar. El presidente juró que ahora los caminos se harán de concreto y no como los que hacían priistas y panistas. “Los caminos de concreto duran más que los que hacen, bueno, que hacían los contratistas asociados con autoridades corruptas”. En un gesto que no suele verse en las jornadas de investidura, el líder del Movimiento Regeneración Nacional (Morena) participó en un ritual en el que se postró de rodillas ante un hombre indígena a quien la emoción le entrecortaba la voz al hablarle a nombre de los caídos y cederle el mando de sus pueblos, luego de que encabezara una comida privada con líderes internacionales, príncipes y un rey. Expuso también que la rehabilitación de seis refinerías del país y la creación de la de Dos Bocas, en Tabasco, permitirá bajar el precio de los combustibles. Se comprometió a rescatar Petróleos Mexicanos (Pemex) y la Comisión Federal de Electricidad (CFE), y consideró que será a mediados de su sexenio cuando bajaría el precio de las gasolinas. A la par anunció apoyos al campo, en donde se rescatará la propiedad social, el ejido y a las comunidades en el país. “Vamos a repoblar potreros que han quedado olvidados”, dijo con dejo poético el nacido en Macuspana. Ofreció que habrá atención preferente a los pueblos indígenas de México, pues “es una ignominia, una vergüenza” que vivan desde hace siglos bajo la opresión, el racismo, con la pobreza y la marginación a cuestas. Además de su centena de promesas, muchas expresadas por la mañana en San Lázaro, enfatizó que los delitos relacionados a la corrupción ya serán considerados como graves.
Si me piden que exprese en una frase el plan del nuevo gobierno, respondo: acabar con la corrupción y con la impunidad”, sostuvo en su primer discurso de casi 90 minutos. Luego de recibir el bastón de mando de los pueblos originarios de nuestra gran nación, reafirmó el compromiso de no mentir, no robar, y no traicionar al pueblo de México”, reiteró entre aplausos por la tarde.
Desde la plaza pública advirtió que el robo de combustible, conocido como huachicoleo, se volverá delito grave en el país. “No habrá huachicoleo ni abajo ni arriba”. Y advirtió que se acabaron “las lacras de la política”, por lo que se abatirán amiguismos y nepotismos y a la par habrá completa transparencia a la ciudadanía para saber cuánto gana cada servidor público. Se mantendrán las instancias infantiles de la Sedesol y se regularizan los Cendis promovidos por el PT, ambos programas con recursos garantizados y pasará a ser parte de las secretarias de Bienestar y Educación Pública. Mientras que Bansefi se convertirá en el Banco del Bienestar y pronto tendrá sucursales en todo el territorio nacional para que la gente pobre, hasta los pueblos más apartados, puedan cobrar los apoyos que su gobierno les brindará. También prometió el fin a privilegios y la eliminación de bonos, compensaciones. Ello para que en el presupuesto se pueda dar un aumento al monto destinado a programas sociales. Y fue específico al plantear su decisión de respetar de forma irrestricta la libertad de expresión. “No se aplicará a periodistas o a medios de comunicación censura alguna”, añadió. Anunció que cada año acudirá al Congreso a entregar Informe y dialogar con legisladores, y también ofrecerá un mensaje en el Zócalo.
Neoliberalismo, no más
Ante invitados de todos los colores y partidos, legisladores y una toma de protesta con líderes internacionales como nunca antes reunidos, aseguró que la política económica neoliberal ha sido “un desastre y una calamidad” para la vida pública del país. Y decretó dese la máxima tribuna en San Lázaro la abolición del neoliberalismo, como llama a los gobiernos comprendidos entre 1982 y 2018 y dio cinco razones. Abundó que su gobierno podría dedicarse a investigar a los corruptos que enarbolaron ese modelo, pero reconoció que eso llevaría al país a la fractura y robaría energía. Por ello, se dijo partidario de la indulgencia, del punto final y comenzar de nuevo.
Las tres improvisaciones de Andrés
Tres fueron las ocasiones en que López Obrador se salió del guión que traía escrito para su discurso de investidura en Palacio Legislativo. Uno que se preparó con dos meses de antelación La primera, cuando habló del fiasco en que se convirtió la reforma energética y entonces los diputados del PAN sacaron cartulinas azules con la exigencia de que baje el precio de la gasolina.
Ahora resulta que los que aprobaron el incremento en el precio de las gasolinas quieren que baje”, exclamó el mandatario federal.
A la bancada albiazul les ofreció que, en cuanto comiencen a caminar los nuevos contratos de Pemex y la construcción de la nueva refinería en Tabasco, estará en posibilidad de reducir los precios de los combustibles. La segunda vez que López Obrador despegó los ojos de su libreto fue cuando se refirió al nuevo aeropuerto. “Me canso ganso”, dijo el tabasqueño al escuchar el abucheo de los disidentes en el recinto legislativo. “En tres años estará listo el aeropuerto de Santa Lucía”, enfatizó el nuevo mandatario. Y la tercera cuando el hombre de Macuspana comenzó a perfilar el cierre de su mensaje. En el camino de su casa a la Cámara de Diputados, relató López Obrador, se le emparejó un chico en bicicleta para decirle: “usted no tiene derecho a fallarnos”. El presidente le tomó la palabra al ciclista y en la principal tribuna del país asumió que no tiene derecho de defraudar a los creyeron en él.
Lo inadmisible
AMLO también dejó en claro qué no hará en su mandato. Dijo que además de ser admirador de Benito Juárez y Lázaro Cárdenas, también es seguidor de Francisco I. Madero y, por tanto, guardián del principio de no reelección, por lo que se comprometió a no buscar la Presidencia en 2024. Aunque también propuso una idea de “punto final” y no investigar los atracos del pasado. Pero, el nuevo jefe del Ejecutivo aclaró que si la gente vía consulta pidiera ajustar cuentas con exservidores públicos, entonces si lo haría. Y admitió que sus acciones y programas requieren recursos, a la ciudadanía no elevar la deuda pública.
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