Células que usaron poco los reflectores, al menos en apariencia, y que se movilizaron entre las calles y cualquier espacio público. Que exprimieron creativamente las redes sociales para neutralizar los ataques contra su proyecto y, sobre todo, comunicarse con jóvenes y cualquiera que los quisiera escuchar. Buscaron intensamente “activar políticamente” a la gente y convencerla de que era posible ganar. Y lo consiguieron. Se trata de un ejército de jóvenes voluntarios que comenzaron a trabajar desde hace tiempo atrás en el movimiento de Andrés Manuel López Obrador, y reivindicar a la izquierda y al propio partido de Morena. Son jóvenes de todas las condiciones sociales, que radican en diferentes lugares del territorio, y que se asumen como “hiperpolitizados”, informados y conscientes. A partir de este año lanzaron toda su estrategia creativa y tomaron, especialmente, las redes sociales como el arma para llenar los vacíos que los medios de comunicación tradicionales ocupaban y que se habían utilizado en elecciones pasadas como parte de una estrategia para golpear la campaña de López Obrador. Esta vez, se propusieron, sería diferente, ellos “no pedirían permiso” para irrumpir y apropiarse del espacio para convencer de que el movimiento de Morena era la opción. Pero este trabajo no comenzó este año, ni dos ni tres. Por lo menos desde hace una década algo sin precedente se amalgamó y creció estratosféricamente tras las bambalinas del escenario político mexicano. Sus efectos, torrenciales, cimbraron el 1 de julio. Es este ejército bien articulado, conformado por jóvenes convencidos de la necesidad de un cambio, son los que más participaron, los que más se movilizaron y definieron la historia. Y lograron algo histórico. Tradicionalmente los chavos de entre 18 y 29 años no salían a votar o lo hacían en muy poca proporción.
Los niveles más bajos de participación, equivalentes a la mayor abstención, se observa en los rangos de edad de 19 a 34 años y de 85 o más (…) Quienes se ubicaron en las edades de 20 a 24 y 25 a 29, donde no votó alrededor de 64% de personas que tuvieron la oportunidad de hacerlo”, advertía un estudio muestral del INE sobre la participación ciudadana en las elecciones intermedias de 2015.
En esta ocasión representaban más o menos 10 millones de votos. Y esta vez, los primeros reportes indican que habrían representado uno de los dos grupos de edad del país que más participación tuvieron en la jornada electoral que históricamente colocó a Andrés Manuel López Obrador con una ventaja de más de 50% de la votación. En la metamorfosis de esta generación de hombres y mujeres de entre 18 y 23 años, muchos de ellos que por primera vez ejercían su derecho al voto se podrían consolidar, de confirmarse la tendencia que muestran las encuestas, una de ellas elaborada por Indicadores SC y ejecentral, que revela que el domingo pasado habría sido drástico, los jóvenes serían el segundo grupo con mayor nivel de participación con un 72.8%, por debajo de los adultos de 40 a 49 años, que registraron 73.1 por ciento. ¿Qué cambió tan radicalmente la dimensión de participación de los jóvenes? Una de esas expresiones de “reactivación” lo tiene muy claro: “es un enorme grupo de jóvenes, de todas clases sociales”, sostiene César Faz, uno de los hombres creativos de estos proyectos, “la mente estratégica”, le dicen algunos de sus compañeros.
Nacidos para ganar
Grupos alternativos de arte, creadores de apps, especialistas en el manejo de redes y constructores de medios alternativos; así como politólogos, comunicólogos, sociólogos, ingenieros, médicos, estudiantes preparatorianos y líderes sociales, son algunos de los grupos y especialidades que integran este ejército que se sumó voluntariamente al proyecto de López Obrador y que en la mayoría de los casos no cobra un solo peso, y dedica el mayor tiempo posible a trabajar y crear en el proyecto en el que militan: el obradorismo. “Es enorme el grupo de jóvenes en Morena de todas clases sociales, de orígenes populares, muy politizados, muy leídos y una claridad de lo que pasa en el país. Es un ejército para preparar a las futuras generaciones, es una energía generacional bien articulada y activa”. Así lo define César Faz, quien diseñó una de estas expresiones que se llama La Tanqueta, que en sus propias palabras es “un órgano de información y discusión nacido a partir de una necesidad generacional”. Apoyan, coinciden, un proyecto nacionalista y progresista, partiendo de la opción de los pobres. No visualizan otra opción para resolver la crisis, que no sea la reinvención de la izquierda a través del movimiento creado dentro de Morena y que rebasó ya al mismo López Obrador. ejecentral platicó con seis de estos jóvenes que participan en distintos proyectos y todos ellos están convencidos de que el pasado 1 de julio derrotaron a un régimen desgastado, en descomposición, y ellos se sumaron a vencerlo. Y lo lograron, sostienen, ahora ven en Morena el grupo unificador y punto de encuentro de las causas sociales que los motivan, movilizan y no tienen empacho en reconocerlo. Una de las vías para salir a enfrentar a los adversarios en este proceso electoral, que asumieron desde el principio ganaría López Obrador, fue La Tanqueta, con la que salieron a confrontar a la “descompuesta intelectualidad”, a medios excluyente y políticamente correctos.
Somos un medio satírico, desfachatado, no queríamos pedir disculpas, quisimos crear discusión. La Tanqueta le habla a un sector silenciado, nos ve gente de todas las edades que se identifica como el pueblo lópezobradorista”, apunta César Faz quien depositó la misión de dotar de “municiones” a la tropa (audiencia) sobre tres jóvenes “hiperpolitizados y sumamente preparados”: Antonio Attolini, agente infiltrado en la mafia; Pablo Hernández, comisario de la pureza ideológica y Sebastián Ramírez, comisario del sentido común.
En sus largas discusiones, antes de arrancar su proyecto televisivo, llegaron a la conclusión de que la izquierda estaba programada para perder y es por ello que implementaron todos los antídotos para vencer ese primer obstáculo. Lo hicieron sencillo, colocaron como su slogan principal: “nacidos para ganar”. Con apenas cuatro meses al aire, su programa de televisión “mexicanista” se transmite a través de Facebook y ha alcanzado hasta 5.4 millones de vistas. Y las cifras de sus seguidores van en aumento, tienen más de 13 mil 400 seguidores en Twitter y en Facebook más de 81 mil 500. Pensaron que solamente llegaría a jóvenes, por su lenguaje desenfadado, irónico e irreverente, pero fueron descubriendo que también los adultos y hasta personas de la tercera edad eran fieles a sus programas, que desde diferentes partes del mundo los siguen y que convencieron con su definición de ser un programa que “está a la ofensiva y no en resistencia”, sostuvo César.
Lo más subversivo que hay es burlarse y ridiculizar a los de arriba. A nosotros no nos importan los policías del lenguaje y lo políticamente correcto”, aseveró Sebastián Ramírez.
“¡Benditas redes sociales!”
La Tanqueta fue una muestra de esa articulación silenciosa que se originó a partir de la necesidad de los que abiertamente se han reconocido como militantes. Quienes al advertir “la descomposición de un régimen” articularon, desde las trincheras propias de su generación, un cambio de éste. El virtual presidente de México lo supo desde un inicio y así como lo hizo en sus mítines de campaña y en su discurso del 1 de julio lo agradeció: “benditas redes sociales”. Esta frase, comenta César, es porque a través de las redes sociales, especialmente, este ejército de jóvenes cuidó a su candidato morenista de los embates de campañas políticas que pretendían nuevamente colocarlo como el proyecto que había que temer. Funcionó la estrategia. De acuerdo con María Elena Gutiérrez Rentería, doctora de la Universidad Panamericana, el resultado de la pasada elección estuvo marcada por “los movimientos de redes sociales (…) se comenzaron a configurar las elecciones del siglo XXI, con el uso de las redes sociales”.
Hubo comunicación directa con el público. Los ciudadanos estaban retroalimentando los mensajes emitidos. Con las redes se vuelve una oportunidad para bajar tu mensaje a la población más importante electoral; tuvieron que aprovechar un nuevo lenguaje con los jóvenes y el único que lo hizo o que lo hizo mejor fue Morena”.
Para Gutiérrez Rentería, en definitiva, el asunto quedó en un accionar de jóvenes en las redes sociales. “La población joven de entre los 18 a 24 años que representa más de 14 millones 600 mil electores, que a la vez son de los más críticos. En segundo lugar, está representado entre la población de las personas que tienen entre 25-29 años y el tercer bloque más representativo son los adultos mayores de más de 65 años. Este último segmento suma más de 10 millones 300 mil electores. En los próximos días, las diferentes encuestadoras y el propio Instituto Nacional Electoral (INE) darán a conocer sus cifras definitivas en cuanto a los sectores de población que participaron, de confirmarse la tendencia de la participación de los jóvenes como factor determinante de la elección, sería la confirmación de que las redes sociales funcionaron para estos muchachos militantes.
La construcción de voluntades
Como parte de otro de esos esfuerzos por posicionar una agenda que finalmente contribuyó para reforzar la campaña mediática y de redes sociales del candidato presidencial más votado en la historia reciente de México, lo fue la plataforma de “Abre más los ojos”, la cual comenzó como un proyecto voluntario y que poco después lo incorporó Morena a su estructura para llegar a los jóvenes. Se concibió en el periodo de intercampaña como un “producto estratégico”, cuyo objetivo se concentró en crear un vaso comunicante principalmente con las mujeres y el sector de electores indecisos, a través de la información y la reversión de las llamadas fake news (noticias falsas) contra López Obrador.
La diferencia, y que tiene que quedarse como un precedente interesante en términos de estrategia electoral o digital en México, es el escoger un mensaje empático que respete a los usuarios, que abra una conversación con ellos, que tenga una reacción en la cual podamos iniciar una conversación”, sostuvo Juan Pablo Espinosa, coordinador de @AbreMasLosOjos.
Para César Faz, gracias al trabajo de todos los grupos se fueron derribando mitos, por eso sabían que Morena iba a ganar la elección, para ello se prepararon, lo que no sabían era que lo ganarían por tantos votos. Ahora, el siguiente paso de estos jóvenes es ocupar los espacios públicos, “porque se ganó la elección, pero no el poder. La lucha por el poder apenas empieza”, aseguró Cesar. “La lucha ase hará desde diferentes trincheras y ahora lo que se busca es subir al barco a gente que se asuma como ciudadano”. La Tanqueta es una herramienta del lopezobradorismo al servicio de la gente, utilizada para normalizar a esta sociedad en sus derechos, aseguró Antonio Attolini. EL DATO. Antes de las elecciones el PRI controlaba 16 Congresos (perdió 13), el PAN dominaba 12 (ahora ocho), el PRD dos (ya no tiene un solo), el Verde uno (ya no le queda nada) y Morena tenía uno (ganó 18).