Han pasado casi 12 meses y aún no se vislumbra la promesa de apoyo para decenas de familias damnificadas de Jojutla, Morelos, uno de los municipios más golpeados por el sismo de 7.1 grados del 19 de septiembre de 2017. “Tumbaron la Alameda. La gente lo lamenta mucho porque no tenía nada (después del sismo) y destruyeron todo, y las cosas que sí afectan como el puente que se nos cayó no hacen nada”, reclamó una de las damnificadas, quien es el sostén económico de su familia con la venta de antojitos mexicanos en una de las esquinas del parque que hoy está rodeado con mallas y bolsas negras. El panorama para esta localidad de casi 57 mil habitantes revela el abandono institucional, ante el levantamiento de obras que aumentaron el desconcierto y la inconformidad de la gente. El 5 de junio pasado iniciaron los trabajos de “remodelación” en la Alameda municipal, anunciado por Camilo Salazar, residente de obra. Pese a no haber sufrido graves daños estructurales por el movimiento telúrico, la intervención forma parte de la transformación de espacios públicos que a tres meses transcurridos después de lo previsto para terminar la remodelación, la obra lleva un lento avance. ejecentral recorrió los puntos de Jojutla que resultaron con las mayores afectaciones por el sismo y constató que si bien en algunos puntos se han entregado apoyos y se han edificado algunas viviendas, la mayoría sigue utilizando las llamadas “casitas chinas”, que son viviendas de campaña de apoyo provisional que el gobierno de China donó para los afectados. El reclamo de los damnificados es contundente: “el gobierno no ha dado nada, no me ha dado nada”, acusó un vecino de la colonia Centro que resultó lesionado de un pie tras el sismo y a un año de distancia su manutención depende de un espacio de renta para juegos de video. En el escenario del Palacio de Gobierno y sus inmediaciones, la situación sí cambió, pero para mal. Aunque hasta el primer semestre del año era evidente que el jardín municipal, al igual que la Alameda, no requerían mayor intervención que un mínimo remozamiento; y que en el palacio de gobierno sí se ocupa una mayor intervención para habilitarlo, el cerco de obra pública también abrumó a vecinos y visitantes quienes deben rodear entre cascajo y maquinaria para desplazarse por el lugar. Y fue en Jojutla donde el 27 de agosto fue detenido el hijo de Santiago Mazari Hernández, El Carrete —líder del grupo criminal Los Rojos que mantiene asoleada a la región, de quien se informó que a los tres días fue liberado bajo las reservas de ley— la anhelada reconstrucción resulta un deseo distante de alcanzar, pues más allá de generar las obras de infraestructura y reconstrucción necesarias para los jojutlenses, pareciera que la encomienda del gobierno estatal y organizaciones como la Fundación Hogares, a cargo de varios trabajos, están enfocados en la remodelación de sitios donde no se requería. La desolación y las adversas condiciones generadas por obras públicas que no acaban son apenas dos situaciones con las que comerciantes y transeúntes del municipio deben lidiar, pues a principio de este mes se registró el robo a dos plazas comerciales en el centro del municipio, lo que se suma al alza de inseguridad y atracos violentos en el municipio.
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