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En su primera presentación pública desde que dejó entrever sus intenciones presidenciales, Jeb Bush exhortó el viernes a las autoridades políticas a que reformen los sistemas educativo e inmigratorio del país, incrementen los programas de capacitación laboral, y flexibilicen las normas sobre energía para detonar el crecimiento económico nacional.
“Estamos en el quinto, casi sexto año de la recuperación y 60% de los estadounidenses creen que continuamos en recesión”, declaró Bush ante la convención anual de la Asociación Nacional de Concesionarios Automovilísticos.
“Los estadounidenses no son tontos. Se debe a que están en recesión”, agregó.
Aunque Bush había accedido a participar en la convención desde mucho antes de que comenzara a sondear sus posibilidades rumbo a la Casa Blanca, sus declaraciones representan el panorama más detallado a la fecha de los sesgos que podría adquirir la campaña política por la presidencia de Estados Unidos.
Jeb Bush es hermano del ex presidente George Walker Bush e hijo del ex presidente George H. Walker Bush.
El ex gobernador de Florida delineó una agenda política de gran amplitud que dijo sacará del rezago a la clase media del país y restaurará la posición de Estados Unidos en el exterior.
Bush, al igual que varios de sus posibles contrincantes por la candidatura presidencial del Partido Republicano, pretende aprovechar el ímpetu del populismo económico en medio de la asimetría de la recuperación en el país.
Sin embargo, sus declaraciones también muestran sus intentos de allegarse a las bases del Partido Republicano sin cambiar sus posturas sobre temas de persistente y profunda impopularidad entre los electores conservadores.
Mientras suscitaba el aplauso del concurrido auditorio, Bush describió la ley de salud del presidente Barack Obama como “una monstruosidad” y “aniquiladora de empleos”.
Sin precisar por su nombre acciones ejecutivas específicas, dijo que el próximo inquilino de la Casa Blanca debe “revertir las cosas donde el presidente se extralimitó en su autoridad constitucional”.
En el tema migratorio, Bush adoptó una postura más neutral; mantuvo su apoyo de larga data a una reforma integral y describió a los inmigrantes como “un motor de la vitalidad económica”.
El gobierno necesita primero garantizar la seguridad en la frontera, incrementar la vigilancia en los lugares de trabajo y endurecer el sistema de rastreo de visas, afirmó.
El gobierno también debe conceder “condición legal” a millones de inmigrantes que carecen de permiso para vivir en Estados Unidos, apuntó. Pero esas personas deben pagar las multas que les hayan impuesto, aprender inglés y “formarse al final de la fila” para conseguir la ciudadanía a fin de que puedan convertirse en “socios plenos” de la economía, señaló.
Bush presentó a Obama como un gobernante débil en política exterior, temeroso de ejercer el poderío de Estados Unidos en la escena mundial. Culpó a Obama del surgimiento del grupo Estado Islámico en el Oriente Medio al afirmar que Estados Unidos debió intervenir militarmente desde mucho antes.
El ex gobernador ha comenzado a preparar el terreno para su posible campaña en busca de la candidatura presidencial republicana; contrató personal para su comité de acción política, ha conversado con dirigentes importantes del Partido Republicano en los estados donde se celebrarán primero las elecciones primarias y mantiene un intenso calendario de actos de recaudación de fondos.
El jueves, Bush se reunió en Utah con Mitt Romney, el abanderado presidencial republicano de 2012, y con otros posibles aspirantes a la candidatura en 2016.
vía AP