A la mitad del sexenio: relaciones civiles-militares

27 de Diciembre de 2024

A la mitad del sexenio: relaciones civiles-militares

Promos_colaboradores_REDES_olivia-1

La notable mudanza del candidato presidencial a Presidente electo y en funciones, sin razón se va olvidando. De una clara distancia hacia las Fuerzas Armadas y a los asuntos en Seguridad Pública, conoce bien y de cerca a uno de los principales soportes de la democracia mexicana

Estamos ante una etapa inédita en las relaciones civiles militares en el México contemporáneo. Muy interesante será observar, no sólo como evolucionan hacia el siguiente sexenio, sino las circunstancias en las que cerrará su administración Andrés Manuel López Obrador. La ya muy conocida lista de responsabilidades y tareas asignadas –incluso anunciadas antes de iniciar de manera formal su mandato--, indica que seguirá aumentando y con ello, la sobreexposición, misma que debe ser atenida, en primer lugar por el Congreso, para procurar las condiciones legales apropiadas para atender lo que por doctrina es la preponderancia del poder civil.

Tanto la Secretaría de la Defensa Nacional, la de Marina Armada de México y dependencias del Poder Ejecutivo han desarrollado un evidente compromiso con las tareas asignadas. El General Luis Cresencio Sandoval Gonzáles y el Almirante Rafael Ojeda Durán, así como el Comandante de la Guardia Nacional, el General Luis Rodríguez Bucio, son personalidades frecuentes tanto en las entrevista matutinas en Palacio Nacional, como en las constantes giras de trabajo del Presidente de la República.

El objetivo de esta colaboración, es en lo posible, aportar algunos elementos de análisis de los acontecimientos que han modificado la naturaleza estructural, jurídica y mediática, de los sectores de Defensa, Seguridad e Inteligencia. Aunque si bien, desde que los civiles logran la Presidencia de la República, sin excepción, han ejercido su influencia institucional para ajustar y modernizar, es difícil un caso paralelo como el que hoy vivimos, justo a “la mitad del camino”.

PROBLEMÁTICA DE LA SEGURIDAD PÚBLICA. Siendo presidente electo, a unas semanas de tomar protesta como Presidente de la República, adelantó que una, sino es que la más, importante propuesta en materia de Seguridad Pública, sería la creación de la Guardia Nacional. Desde entonces López Obrador ha persistido he impulsado de manera decidida su constante fortalecimiento e implantación en la geografía del país. El esfuerzo ha sido notable, tanto en el sentido político, como en el jurídico, el presupuestal y sobre todo, para contar con el personal adecuado.

Se tuvieron que reformar 13 artículos de la Constitución, que al ser sometidos al voto del Congreso, sólo con un voto en contra de la Cámara de Diputados, el resto de los legisladores de ambas Cámaras, votaron a favor de los cambios. Lo mismo sucedió con la totalidad de los Congresos Locales, para evidenciar así, el enorme respaldo y apoyo con el que contaba desde el inicio, la institución de Seguridad Pública más importante de México, por lo menos en lo que va del siglo XXI.

Mucho se ha debatido en torno a las aportaciones de la Guardia Nacional. Sin embargo, basta consultar los sondeos de opinión y encuestas, públicas y privadas, para constatar que dicha institución, se encuentra junto con las Fuerzas Armadas, en los primeros lugares de aceptación y confianza por parte de la población. Colocarse en tan poco tiempo en esos lugares, remite a una mística de trabajo y compromiso hacia la enorme responsabilidad de devolver la Seguridad Pública en distintas partes del país. La presencia disuasiva, mediante los cuarteles avanzados y los patrullajes, son una diferencias táctica y operativa muy importante respecto de anteriores gobiernos.

SOBRE EL DEBATE DE LA MILITARIZACIÓN .En el informe anual del Centro de Estudios para la Paz de Estocolmo (SPRI), dado a conocer en su informe 2020, los porcentajes y países que invierten en el sector Defensa. El monitoreo es sobre 40 gobiernos. México pasó del lugar 31 en 2019, para descender al lugar 33 para 2020. Es decir, que hubo una reducción presupuestal del 0.7% entre ambos años.

Este es un dato muy relevante, para desactivar un concepto y término que no corresponde a la realidad del país. La militarización, por así decirlo, es la puesta en práctica del antecedente militarismo. Es decir, que desde las estructuras del gobierno y de las élites, existe un ambiente predominante para hacer de la vida pública y economía del país, un sistema en donde las reglas y valores de las Fuerzas Armadas, son impuestas a las prácticas cotidianas. Entonces, es cuando la militarización se convierte en un proceso en donde las decisiones, que pueden ser adoptadas y aplicadas por civiles y militares, las acata el sistema social.

Es indudable la importancia y la relevancia de las Fuerzas Armadas en labores de Seguridad Pública. Pero a diferencia de una auténtica militarización, los civiles, de distintos partidos políticos u orientaciones ideológicas, han sido los que han acudido y ordenado, que los militares se hagan cargo del problema que significa la ola criminal que se vive en el país desde

hace varias décadas. En contraste, en nuestro país,

cada sexenio modificando incluso la Constitución, se han creado secretarías de Estado, instituciones policiales, leyes secundarias, teniendo, sin excepción, a las Fuerzas Armadas como principal protagonista.

De la militarización a la visibilidad de los militares en dichas labores, hay una enorme distancia. No hay militarización, ni desde la perspectiva de posiciones de poder político, legislativo ni mucho menos, presupuestal. Es muy importante precisar ese concepto, pues de otra forma el debate público parte de un concepto que no es aplicable a la realidad del país, y sí en cambio, agrega prejuicios a propósito de la naturaleza de las relaciones civiles-militares, al menos desde hace poco más de 40 años. Incluso, con informes internacionales, como el citado informe del SIPRI, se desmiente lo que de manera común, pero sin fundamento, denominamos militarización y su antecedentes, militarismo.

LA NUEVA COMANDANCIA DEL EJÉRCITO.

El viernes 13 de agosto, en el Campo Marte, hizo su pase de entrada de revista, la Comandancia del Ejército Mexicano, encabezada por el General de División Diplomado de Estado Mayor, Eufemio Alberto Ibarra Flores. Esta nueva unidad, sustituye al Primer Cuerpo del Ejército. Así, como a lo largo de su historia, las Fuerzas Armadas de México se adaptan a las condiciones del entorno nacional e internacional sin perder la esencia y naturaleza de la profesión de las armas.

En el caso específico de México, la puesta en marcha de la Comandancia del Ejército Mexicano, por una parte, se inscribe en el anuncio hecho por el Presidente de la República y Comandante Supremo de las Fuerzas Armadas, respecto de la transferencia de la Guardia Nacional, de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana a la Secretaría de la Defensa Nacional, hacia 2023. Por la otra, también obedece a la serie de responsabilidades que con el paso del tiempo, han venido asumiendo en este caso, el Ejército Mexicano y la Fuerza Aérea Mexicana, en las tareas que les encomiendan y solicitan, tanto las autoridades civiles como la población en su conjunto.

javierolivaposada@gmail.com
@JOPso

PUEDES LEER:

La Portada | A mitad del camino

Agustín Sánchez González: ¡Este tampoco era el mesías!

Balbina Flores: La Libertad de Prensa, entre la realidad y el discurso

Carlos Alberto Martínez: Los retos económicos para la segunda mitad del sexenio

Ciro Gómez Leyva: Tres años, ¿quién va ganando?