Bajo cielos plomizos, rechazados en los países vecinos y marcados por Israel, el futuro de los palestinos en la franja de Gaza es desalentador. Independientemente de las protestas masivas en todo el mundo, llamados a boicot y ruptura de relaciones de los pocos países que se han animado a hacerlo, lo cierto es que la campaña de destrucción y desalojo emprendida por Israel está en su apogeo.
Los crímenes de guerra se cometen impunemente, y las propias Fuerzas de Defensa del país lo admiten, sabiendo que el apoyo por parte de las grandes potencias occidentales está asegurado.
Bajo este panorama, expertos y analistas señalan que la reciente incursión terrestre en la franja de Gaza dará pie a una serie de guerrillas con los palestinos y militantes de Hamás que hayan permanecido en su territorio.
En este sentido, aunque Israel domina los cielos y las entradas terrestres, el grupo Hamás ha tejido una extensa red subterránea bajo la franja de Gaza, y su extensión y operación es tan amplia, que ha permitido no sólo el paso de mercancías de contrabando, sino hasta de las armas con las que pudo haber iniciado esta última fase de resistencia.
El pronóstico, según los expertos, es el de semanas —o meses— de combates callejeros, los cuales podrían ir desde el sabotaje y las emboscadas hasta los ataques abiertos a las tropas israelíes. Y en medio de todo, los civiles desarmados.
Asimismo, el dominio de 365 kilómetros cuadrados que componen la franja de Gaza por parte de Israel no garantiza la extinción del grupo Hamás.
Pero no sólo es una milicia: burócratas y trabajadores afiliados a la organización se desempeñan como médicos, enfermeras, profesores, suministradores de servicios básicos y empleados de servicios sociales, entre otros rubros.
“Estamos hablando de unas 60 mil personas”, dijo Khalil Shikaki, director del Centro Palestino de Investigación de Encuestas y Políticas a Foreign Policy.
El apoyo de la milicia por parte de otros países como Irán, Irak o Siria es otro motivo por el que Hamás no puede ser simplemente borrado de la faz de la tierra.
Pero a esas 60 mil personas podrían sumarse muchos de los sobrevivientes que han vivido bajo asedio toda su vida y han sobrevivido a los recientes ataques de Israel; los que sin casa, sin familia y sin oportunidades, ya no tienen nada más que perder. El ataque de Israel podrá apaciguar el territorio y garantizarle la paz sólo de forma momentánea. Las semillas del resentimiento y la venganza fueron sembradas hace años, y ya han germinado.
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