¿Vivir en una celda o perderse en la isla? Quizá eso pensaron los dos reos que ya no estuvieron en el último pase de lista en las Islas Marías antes del cierre del centro penitenciario, por decreto del presidente Andrés Manuel López Obrador. Nunca aparecieron, no se sabe nada de ellos. Dicen las autoridades “que se fueron a esconder a los cerros”. Hay quien afirma que “prefirieron sumergirse en la inmensidad del mar antes de partir hacia su nueva condena”.
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Ejecentral estuvo en las Islas Marías, este lugar que fue adquirido por el Gobierno Federal en 1905 por 150 mil pesos, durante el mandato de Porfirio Díaz, quien el 12 de mayo de ese mismo año ordenó hacer ahí mismo una colonia penal.
Ahora, apenas el 8 de marzo pasado, fue el último día del Centro Penitenciario en las islas. El lugar ya se retrata en el abandono, no hay gente en las calles, ni sonido alguno más que el de la brisa y el mar alrededor, después de que las Personas Privadas de su Libertad (PPL), como se les denomina a los reos, fueron trasladadas a otros penales. La famosa cárcel es ya en este momento el ‘Centro de Educación Ambiental y Cultural Muros de Agua-José Revueltas’, que está a cargo de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat).
El clarín era inicio del día
Cada mañana sonaba el clarín para avisar a los reos que era tiempo de iniciar sus actividades diarias. Algunos se dedicaban a la limpieza, otros producían artesanías y había quienes se encargaban de trabajar en la producción de camarón o en las salineras, esa misma zona que fue utilizada por Pedro Infante para retratar los trabajos forzados a los que se enfrentaban los reos en su película ‘Las Islas Marías’.
La colonia penal contaba con cuatro centros de penitenciarios. El Centro de ‘Laguna del Toro’ era el único módulo de alta seguridad de las Islas Marías. Registró hasta su último día a 18 internos de 512 que podían albergar en las instalaciones. Las celdas, ahora vacías, eran espacios reducidos, limitados todavía más por barrotes y contaban con una ventanita que ni si quiera permitía mirar el sol. Los presos se encontraban ahí para ser clasificados y algunos de ellos por protección, para evitar enfrentamientos o por su peligrosidad.
Otro de lo centros era el Cefereso ‘Morelos’, aquí había 199 PPL, en su mayoría personas con alguna enfermedad, discapacidad o de la tercera edad, todos ellos de sexo masculino, quienes dormían en casas que contaban con literas de concreto, eran mas de 14 personas las que habitaban por cada dormitorio.
El centro penitenciario cerró a pesar de ser calificado como uno de los mejores Ceferesos (Centros Federales de Readaptación Social) en México, según datos del Diagnóstico Nacional de Supervisión Penitenciaria 2017, elaborado por la CNDH. Este estudio detalla que tres de los cuatro centros penitenciaros en las islas, estaban enlistados en los primeros tres lugares de los centros federales mejor calificados en el país.
Vista aérea de las Islas Marías
Pegó el costo de los reos
Uno de los motivos del traslado de los reos fue la manutención. Francisco Garduño, Comisionado del Órgano Administrativo Desconcentrado de Prevención y Reinserción Social, declaró que el gasto de cada PPL ascendía a dos mil 800 pesos diarios entre atenciones médicas, vestimenta, alimentación y demás necesidades para sus labores.
Agregó que se había ‘infantilizado’ a los internos al darles todo y permitir que empresas se encargaran de algunos labores de la isla que le correspondía a los mismos reos, otro de los motivos que llevó al cierre de este centro penal.
Los internos de las Islas Marías jamás fueron notificados de su traslado, los sacaron de la isla por zonas, un centro por día; el Centro Morelos fue el último en dejar la isla. Personal que convivía diariamente con los internos se mostró preocupado por los PPL, ya que dentro de las Islas Marías ellos tenían una semi libertad, no estaban esposados o tras reja alguna, no había celdas y tenían múltiples actividades que ayudaba a mantenerlos ocupados.
La preocupación surge por la adaptación que puedan tener a los demás sistemas penitenciarios y que la reintegración social sea un fracaso, puesto que las Islas Marías era el único penal que ofrecía “libertad” limitada por el mar.
Zona devastada
En octubre de 2018, el impacto directo del huracán ‘Willa’ de categoría 3 cambió totalmente la cara de la isla dejando devastadas algunas viviendas, edificios administrativos, caminos, biblioteca y todo el sistema de video que se tenía en algunos puntos de las instalaciones, hasta ahora gran parte del Puerto Balleto se muestra como un pueblo fantasma, sin vida alguna.
Los daños aún son incontables y no se tiene claro un plan de reconstrucción de la zona. Quienes se encargarán de la evaluación serán las aseguradoras, afirmó el Comisionado Francisco Garduño desde el Puerto Balleto, zona que resultó de las más dañadas tras el paso de este ciclón que azotó a la isla con vientos de hasta 200 kilómetros por hora y que además, el ojo del huracán pasó justamente encima del archipielago.
Sin estar de acuerdo con el cambio, los 400 empleados serán reubicados en el Cefereso que ellos soliciten o podrán formar parte de la futura administración de la isla.
Algunos muestran interés por lo que la Semarnat pueda ofrecer y por lo que se tenga planeado para iniciar este Centro Cultural, pero es más el sentimiento de pertenencia al archipiélago y su cariño por el lugar, lo que podrá hacer que algunos se mantengan en la isla.
Después de 114 años se cierran los muros de agua, hasta el momento el plan futuro de la isla es incierto.