Manifestantes antigubernamentales irrumpieron este lunes en el Parlamento de Hong Kong, pintando grafitis en paredes y rodeando el recinto, durante una gran protesta por el 22º aniversario de la retrocesión a China.
El gobierno de Hong Kong acusó de “violencia extrema” a los manifestantes y la policía los intimó a retirarse del edificio o prepararse para el “uso de la fuerza”.
Los manifestantes antigobierno ocuparon el principal recinto del Parlamento, pintaron gratifis en sus paredes y desplegaron una bandera de la época colonial británica en el podio, comprobó un periodista de la AFP en el lugar.
Decenas de manifestantes enmascarados irrumpieron en los recintos tras abrirse paso en el edificio rompiendo ventanas de vidrio, cantando consignas y pintando de negro el escudo de la ciudad.
Pero la policía se aprestaba antes de la medianoche a recuperar el control del edificio y lanzó una dura advertencia.
“En poco tiempo la policía entrará en el complejo del Consejo Legislativo para despejarlo. Si encuentra obstrucción o resistencia, la policía utilizará la fuerza apropiada”, dijo un vocero de la policía en un video publicado en la página Facebook de esa fuerza.
El parlamento ha sido el foco de las manifestaciones de las últimas semanas contra un proyecto de ley del gobierno para autorizar las extradiciones a China continental.
Las marchas reflejan el temor de los habitantes de Hong Kong ante la creciente influencia del gobierno de China con la ayuda de líderes del
mundo de las finanzas en la ciudad.
El Reino Unido manifestó este lunes su apoyo “indefectible” a las libertades de Hong Kong.
“Cuando escuché que había enfrentamientos afuera (del parlamento) realmente me preocupé", declaró Amy Siu, una contadora de 37 años que
participa en la manifestación. “Me preocupo por la seguridad de esos jóvenes. Espero que sean racionales”, confió a la AFP.
“No acuso a los jóvenes, acuso al gobierno”, señaló un manifestante de 80 años que se identificó solo con su apellido, Yeung.
En la madrugada del lunes, grupos de jóvenes encapuchados ocuparon y bloquearon las tres principales arterias de Hong Kong con barreras
metálicas.
Poco antes de la tradicional ceremonia de izamiento de las banderas de China y HongKong por el aniversario de la retrocesión del 1 de julio de
1997, la policía cargó contra los manifestantes. Un manifestante estaba sangrando por la cabeza, constató un periodista de la AFP.
Erosión de las libertades
El movimiento, que nació del rechazo al proyecto de ley sobre extradiciones, fue ganando fuerza hasta denunciar también la acción del gobierno local, en el que muchos hongkoneses dejaron de confiar al percibir que ha permitido, o incluso favorecido, que Pekín erosione sus libertades.
Aunque Hong Kong fue transferida de Reino Unido a China en 1997, el territorio aún es administrado bajo un acuerdo conocido como “un país,
dos sistemas”.
Así, los habitantes del territorio disfrutan de derechos raramente vistos en la China continental, pero muchos sienten que lentamente el gigante
asiático va superando el acuerdo.
En cada aniversario de la retrocesión, los activistas locales organizan enormes manifestaciones para reclamar sus exigencias democráticas, incluyendo la posibilidad de elegir a un Ejecutivo local por sufragio universal.
En años recientes fueron capaces de movilizar enormes multitudes -incluyendo una ocupación de dos meses en 2014- pero, sin embargo, no
lograron concesiones de importancia por parte de Pekín.
Las protestas de este año, no obstante, tienen lugar después de tres semanas de manifestaciones contra el polémico proyecto de ley, que
permitiría la extradición de detenidos en Hong Kong para que sean procesados por la justicia de China continental.
“Pase lo que pase”
Los manifestantes también exigen la dimisión de la jefa del gobierno local, Carrie Lam, y que se abandonen los procesos contra las personas
detenidas en las protestas de las últimas semanas.
Debido a la magnitud de la insatisfacción popular, Carrie Lam decidió suspender temporalmente el tratamiento del controvertido texto.
Los activistas, jóvenes estudiantes en su mayoría, prometieron continuar con su campaña de desobediencia civil. “Pase lo que pase, no perderemos el ánimo”, declaró Jason Chan, un contable de 22 años. “La resistencia no es una cuestión de un día, es a largo plazo”.
El domingo, decenas de miles de simpatizantes del gobierno se manifestaron para apoyar a la policía, en una muestra de la brecha creciente que divide a la sociedad hongkonesa.