Si queremos un futuro más seguro, un futuro que anima la prosperidad de todos, es necesario mantener la brújula orientada continuamente hacia el «verdadero Norte», representado por los valores auténticos.
Papa Francisco
El 30 de abril de 1945, Adolfo Hitler decidió suicidarse, era consciente de que las tropas aliadas iban ganando posiciones a lo largo de Europa; el ejército soviético se encontraba a las puertas de Berlín y era cuestión de días para que tomaran la capital. Fue así que, tras su muerte, el 8 de mayo, Karl Dönitz, el último presidente del régimen nazi y los aliados negociaron y firmaron la rendición incondicional de Alemania, terminando con esto la Segunda Guerra Mundial en Europa.
Por su parte, Japón seguía en pie; sin embargo, para el 6 de agosto de 1945, Estados Unidos lanzó la primera de dos bombas atómicas en la ciudad de Hiroshima, matando a cerca de 70 mil personas; a pesar de esto, el imperio nipón no se rindió, por lo que los estadounidenses continuaron su ofensiva, lanzando una segunda bomba -el 9 de agosto- sobre la ciudad de Nagasaki, en donde fallecieron alrededor de 80 mil personas.
Para el 15 de agosto y tras la devastación de dos ciudades, el emperador japonés Hirohito anunció la rendición; pero fue hasta el dos de septiembre de 1945 que la capitulación oficial se firmó, dando por terminado uno de los conflictos más complejos y dolorosos de la historia de la humanidad.
Hoy, merece la pena hacer esta breve recapitulación sobre lo sucedido en aquellos días de conflicto global, porque el mundo del siglo XXI se está enfrentando a una crisis de gobernanza, en la cual las instituciones surgidas para establecer un orden económico basado en las nociones de toma consensual de decisiones y cooperación en el ámbito de las relaciones internacionales se están erosionando.
En este sentido, debemos resaltar que, durante el Foro Económico Mundial de Davos, celebrado entre el 22 y 25 de enero de 2019, se destacó la desconfianza y la crisis política que está envolviendo al mundo, lo anterior porque las previsiones económicas del FMI confirmaron que el crecimiento económico mundial se está desacelerando a un ritmo mayor al que se esperaba.
De hecho, información de PWC señala que, para diversos empresarios, ni el terrorismo, ni el cambio climático que tanto los preocuparon en años pasados, están posicionados entre las 10 principales causas de esta ralentización. Para ellos, las razones son que la globalización y la gobernanza global están en regresión derivado de la consolidación de corrientes nacionalistas, lo cual está generando un sistema económico, político y social fragmentado en el que las regulaciones se están endureciendo y los valores están sufriendo una transformación hacia el proteccionismo.
Otro aspecto que ha generado preocupación fue la ausencia de líderes como Donald Trump, Emmanuel Macron, Theresa May y Xi Jiping durante el Foro Económico Mundial, quienes se excusaron de no haber asistido por causa de problemáticas a nivel local; reflejando un panorama mundial enfrascado en lo nacional que amenaza el modelo de gobernanza global.
Al respecto, durante su participación en Davos, la canciller alemana, Angela Merkel declaró que la pérdida de fe en el sistema internacional por parte de la ciudadanía explica el repunte del nacionalismo y el proteccionismo, centrando su discurso en la necesidad de recuperar el orden multilateral que surgió tras la Segunda Guerra Mundial, mismo que demanda a los países observar más allá de los propios intereses nacionales.
En este contexto de incertidumbre geopolítica, no nos queda duda de que el debilitamiento de Estados Unidos como potencia hegemónica mundial ha permitido la fractura del sistema internacional como lo conocíamos, así como la consolidación de potencias emergentes como China y Rusia, las cuales han aprovechado el vacío de poder para generar cambios en el sistema económico y de gobernanza, y es que cuando Donald Trump decidió comenzar a aislar a Estados Unidos y retirarlo de diversos acuerdos internacionales como el Acuerdo Estratégico Transpacífico de Asociación Económica (TPP) o del Acuerdo de París contra el cambio climático, Xi Jinping, Presidente de China, salió a declarar que “el proteccionismo es como encerrarse en una habitación oscura: da la impresión de que uno se escapa de la lluvia y del viento, pero también se está quedando sin luz y sin aire”.
Por ello, frente a la reconfiguración mundial, las instituciones de gobernanza global, los mecanismos de cooperación y los Estados miembros tienen la tarea de reconstruir la comunidad mundial con el objetivo de que se aborden los desafíos comunes y que sobre todo se rija con base en valores democráticos y sostenibles, de lo contrario estamos frente a un escenario que puede generar consecuencias desastrosas para la comunidad internacional.
*Analista en temas de Seguridad, Justicia, Política y Educación.
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