Reclutamiento de jóvenes por el narco: una nueva esclavitud

15 de Abril de 2025

Simón Vargas
Simón Vargas

Reclutamiento de jóvenes por el narco: una nueva esclavitud

simon vargas

La primera definición de esclavitud surgió en 1926 y fue aprobada por la Sede de las Naciones Unidas donde se precisó a ésta como: “el estado o condición de un individuo sobre el cual se ejercitan los atributos del derecho de propiedad o algunos de ellos”; es decir la esclavitud se entiende como una relación de poder en la cual el dominador ejerce reclamaciones al punto de anular la personalidad de la víctima. https://bit.ly/2JBRuTJ A pesar de que la abolición de la esclavitud en México se dio a principios del siglo XVIII, actualmente el incremento de violencia en algunos estados de la República ha hecho que las redes del crimen, especialmente el de la delincuencia organizada, secuestren a miles de adolescentes, esclavizándolos con el firme propósito de convertirlos en vigilantes, responsables de venta al menudeo, brazo armado de sus operaciones o simples operarios. De acuerdo con el grupo Cauce Ciudadano actualmente unos 75,000 menores de edad están integrados a grupos de delincuencia organizada y participan abiertamente en sus actividades; la mayoría integrados al Cartel de Sinaloa, Los Zetas y la Familia Michoacana. https://bit.ly/2HsAqiI Actualmente miles de adolescentes engrosan las filas del narcotráfico, quienes han sido separados de sus familiares con amenazas, coaccionados a través de días de miedo, obligados con adiestramientos continuos y consumo constante de drogas; herramientas con las que les inculcan fuertes lazos de obediencia, logrando que al final vean al narco como su único estilo de vida. Según el Informe Especial Adolescentes: Vulnerabilidad y Violencia de la CNDH capítulo México, el 35% de los adolescentes privados de la libertad durante 2016 declararon formar parte de un grupo de delincuencia organizada y fueron acusados de homicidio. https://bit.ly/2jPNAK4 Generalmente, la carrera delictiva que inicia al ser incorporado a los 14 o 15 años de edad termina en un corto tiempo que en la mayoría de los casos no supera los 10 años; ya que la gran parte de ellos muere a causa de batallas con grupos contrarios y en los enfrentamientos con las fuerzas especiales; el narco los recluta porque son desechables, jóvenes que pueden ser sustituidos de manera inmediata. El involucramiento de los adolescentes en las acciones del crimen organizado no siempre se debe al secuestro por parte de estas células delictivas, también existen casos en que las familias reciben amenazas para obligarlos a ceder a sus hijos a los cárteles o en donde el crimen fue su única alternativa de empleo; y no podemos dejar de lado que el impacto cultural sobre jóvenes, niños y niñas con respecto a su visión del mundo del crimen ha ido en aumento, al grado de que la identidad se ha transformado en el hecho de aspirar a ser un líder criminal. Han existido incluso campañas de reclutamiento como la suscitada en abril de 2014, donde el Cártel del Golfo supuestamente tiró volantes en las calles de la Ciudad de México para enlistar jóvenes de Tepito, o como la realizada en junio del año pasado, donde el CJNG secuestro a varios hombres después de que estos respondieran anuncios de trabajo en Facebook donde se les ofrecía integrarse a una empresa de seguridad privada. Pero ¿Cuáles podrían ser las principales razones para que los cárteles recluten a jóvenes? Quizá aprovechan que en México antes de los 14 años los jueces no pueden imponer la cárcel o el internamiento como sanción y después de esa edad hasta los 18 años reciben sentencias mínimas; por lo que pueden salir del sistema penitenciario con suma rapidez y así retomar las actividades ilícitas para las que fueron entrenados; pero, por otro lado, es durante esta etapa de la vida cuando la figura de autoridad se fija con mayor profundidad en nuestra mente, por lo que es más fácil lograr una obediencia total. Es muy probable que muchos jóvenes dentro de los grupos criminales deseen salir de esa espiral, pero que no pueden hacerlo porque pesan sobre ellos amenazas constantes hacia sus familias; quizá no es verdad que estos reclutas tengan la oportunidad de desertar y que su única opción de seguir con vida siga siendo tristemente participar en las tareas del crimen organizado.

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