Lo que cuenta en la vida no es el mero hecho de haber vivido. Son los cambios que hemos provocado en las vidas de los demás lo que determina el significado de la nuestra.
Nelson Mandela
¿Qué hacer cuando vemos discriminación, cuándo vivimos la pobreza y la desesperación, cuándo sentimos miedo y somos testigos de la injusticia? La respuesta es aprender. Aprendemos que dónde las cosas no están bien, y la razón o la paz no prevalecen, tomamos un paso hacia adelante y nos hacemos oír. Aprendemos de las personas que hicieron la diferencia por su pueblo y para el mundo, y aprendemos de figuras como Nelson Mandela. Nelson Rolihlahla Mandela nació el 18 de julio de 1918 en Mvezo, en una familia noble de etnia xhosa, en su momento fue el único estudiante de raza negra en la Universidad de Witwatersrand que logró convertirse en abogado. Cuando tuvo la oportunidad instaló un bufete jurídico para atender a las personas negras en condiciones de pobreza o vulnerabilidad, y fue en 1948 cuando se sumó a lucha contra el apartheid, un sistema de segregación que consistió en privilegiar el régimen político de los blancos. En 1962 enfrentó la cárcel por casi 30 años acusado de traición, sin renunciar a sus convicciones e ideales, pero sobre todo nunca dejó de lado su trato de cordialidad y amabilidad a todos por igual. A su salida en 1990 estuvo para presenciar la derogación del apertheid, en 1993 ganó el Premio Nobel de la Paz, y un año más tarde se convirtió en el primer Presidente de Sudáfrica en una elección donde pudieron votar sudafricanos de todas las razas. Él es un hombre que se convirtió en referencia de la lucha por la democracia, la paz y la libertad, que defendió hasta el final de sus días el respeto a los derechos humanos. Fue testigo de los grandes problemas de racismo y odio en el siglo XX, en un país donde predomina la pobreza y la corrupción. Alguna vez dijo: “Albergo el ideal de una sociedad libre y democrática en la que todas las personas convivan en armonía y con igualdad de oportunidades. Es un ideal por el que espero vivir y alcanzar. Pero si es necesario, es un ideal por el cual estoy preparado a morir”. Su mayor legado, las Reglas Mandela, dignifican a las personas en estado de reclusión y pretenden otorgarles las condiciones dignas de vida dentro de los centros penitenciarios, y es gracias a esto que las prácticas y políticas penitenciarias pueden implementar un modelo basado en el respeto a los derechos humanos. Desde hace 8 años se proclamó el Día Internacional de Nelson Mandela, a partir del reconocimiento que hace la Asamblea General de la ONU por su labor humanitaria en los ámbitos de la solución de conflictos, las relaciones interraciales, la promoción y protección de los derechos humanos, la reconciliación, la igualdad entre los géneros, los derechos de los niños y otros grupos vulnerables, así como la lucha contra la pobreza y la promoción de la justicia social. Vivimos en el siglo XXI, atestiguando una época donde los conflictos armados, y las crisis sociales y económicas parecen estar cada vez más marcadas en todo el mundo, pero también hay hombres y mujeres cuyos valores les está permitiendo cambiar las cosas, tal vez sus nombres no resuenen en las portadas de los medios, pero serán sus acciones las que marquen la historia. Hay apartheid y holocaustos ocurriendo por doquier, en pequeña y gran escala, y la lucha contra el miedo, la intolerancia y el abuso jamás debe cesar. Toda acción individual hace la diferencia, construir la paz empieza con uno y es una labor diaria, todos tenemos esta responsabilidad.
*Analista en temas de Seguridad, Justicia, Política y Educación *Si deseas recibir mis columnas en tu correo electrónico, te puedes suscribir a mi lista en el siguiente vínculo: https://eepurl.com/Ufj3n