La privacidad en la era de las redes sociales y la hipervigilancia

18 de Diciembre de 2024

Simón Vargas
Simón Vargas

La privacidad en la era de las redes sociales y la hipervigilancia

simon vargas

Estamos llegando al fin de una civilización, sin tiempo para reflexionar, en la que se ha impuesto una especie de impudor que nos ha llegado a convencer de que la privacidad no existe.

José Saramago

Actualmente la privacidad es un tema de preocupación y consternación, según la Declaración Universal de los Derechos Humanos se establece que el derecho a la privacidad significa concretamente que: “Nadie será objeto de injerencias arbitrarias en su vida privada, su familia, su correspondencia, ni de ataques a su honra o su reputación. Toda persona tiene derecho a la protección de la ley contra tales injerencias o ataques”, sin embargo, en el mundo actual, donde las redes sociales son formas de interacción caracterizadas por el intercambio voluntario de información entre sujetos y donde la vigilancia está en cada esquina ¿qué podemos entender por privacidad? Pero la pregunta más preocupante sería ¿aún nos queda privacidad que defender? https://bit.ly/2hLyHfq Deberíamos pensar en varios puntos de vista: a) La vigilancia y monitoreo podría ayudarnos como sociedad para la seguridad, b) Hasta qué punto como ciudadanos o usuarios somos quienes abrimos la puerta a extraños a nuestra vida, c) Quizá hemos comenzado a acostumbrarnos a la invasión de nuestro espacio y empieza a parecernos ajeno el término, d) Como sociedad estamos dispuestos a realizar un intercambio de privacidad por seguridad. Daniel J. Solove profesor de The George Washington University Law school afirmó que “una sociedad sin protección de la privacidad sería sofocante, y podría no ser un lugar en el que la mayoría desearía vivir”, como un ejemplo claro en marzo de 2015 el Gobierno de Xi Jinping puso en marcha el sistema Fox Hunt y desde entonces dice haber detenido a más de 1.000 fugitivos. Actualmente Skynet un sistema evolucionado, está integrado por aproximadamente 20 millones de cámaras de seguridad repartidas por todo el país que graban cada esquina, parque y edificio; y si el nombre les es familiar es porque es el mismo nombre que tenía la inteligencia artificial de la película Terminator. https://bit.ly/2yob9o4 Este sistema de videovigilancia es el más sofisticado mundialmente y permite monitorear en tiempo real a los transeúntes y vehículos; es tan avanzado que identifica en una persona sus rastros faciales, edad, sexo y ropa, tiene una exactitud del 90%. Así como China, muchos países han optado por una vigilancia apoyada en la tecnología; drones, cámaras y monitores comienzan a observar cada uno de los lugares que visitamos; salir a la calle se convierte en un escrutinio en pos de la seguridad y el bienestar ciudadano y ¿Qué tanto nos sentimos más seguros con las cámaras? ¿Nos sentimos sofocados o protegidos? La incertidumbre es a menudo peor que lo que realmente está sucediendo, es por eso que existen varias razones para usar los sistemas de vigilancia en calles e instituciones particulares: Evitar que se produzca el delito, la detección de la delincuencia, reducir el miedo de los ciudadanos o ayudar a las investigaciones penales después de que un delito se ha producido. El uso de la tecnología dirigido hacia el bien social siempre será un punto a favor del crecimiento y el desarrollo. Día con día la línea es más borrosa, solemos brincar de lo público a lo privado sin darnos cuenta de ello, por ejemplo, cuando tomamos fotos de extraños ¿tenemos derecho a publicarlas en nuestras redes sociales sin su consentimiento? no sólo lo que consideramos privado se ha ido modificando, sino que el alcance que puede tener la información “pública” nunca fue tan amplio, y siempre frente a la velada sospecha de que nuestra privacidad fue violada sentimos que han viciado nuestra voluntad y por ende nuestras elecciones comienzan a perder libertad. Nos hemos dejado arrastrar por la impaciencia de compartir con el mundo lo que nos agrada, a dónde vamos, lo que altera nuestras emociones, e incluso lo que comemos día con día; actualmente relacionamos la privacidad con una casa cerrada o con nosotros tomando una ducha caliente, canjeamos la sensación de intimidad por el apremio de no tener soledad. Hemos omitido que la privacidad no sólo es beneficiosa para nuestro desarrollo personal, sino también para la incubación de buenas ideas; la autonomía, introspección y reflexión no son posibles sin ella. Quizá es complicado, pero aún ahora tenemos privacidad, ésta no ha desaparecido y aunque suene sencillo sólo nos basta con cerrar una puerta para crear un mundo alterno o buscar concentración en un espacio pequeño, el término puede abarcar conceptos amplios, pero en lo más puro es la simple convivencia con uno mismo y nuestros propios pensamientos. Nadie puede vulnerar la conexión con nuestros anhelos y utopías; y en una sociedad cambiante, si la tecnología puede servirnos como un aliciente para mejorar debe ser usada con miras al progreso. Nosotros elegimos qué compartir y con quién, incluso la privacidad es diferente según la cultura; finalmente me gustaría aclarar que tener vida privada no significa mantener secretos ocultos, situaciones sórdidas o actos criminales, representa actuar como individuos independientes, tener pensamientos libres y ser autónomos. Incluso en un mundo conectado, lleno de redes sociales, con cámaras haciéndonos compañía, la privacidad debe ser defendida. Nuestra conciencia se define a partir de la posibilidad de tener control sobre nuestra información más íntima. *Analista en temas de Seguridad, Justicia, Política y Educación. *Si deseas recibir mis columnas en tu correo electrónico, te puedes suscribir a mi lista en el siguiente vínculo: https://eepurl.com/Ufj3n