El mundo carnívoro en transformación

13 de Noviembre de 2024

El mundo carnívoro en transformación

consumo de carne

El consumo de carne en el mundo

El consumo de carne en el mundo.

Japón, Argentina y Brasil lideran el consumo de carne, mientras que Reino Unido marca la pauta en la adopción de alternativas vegetales

El consumo de carne sigue siendo una constante global, según datos recientes de Statista Consumer Insights, que detallan los hábitos alimenticios en diversos países entre abril de 2023 y marzo de 2024. Japón encabeza la lista con un 95% de sus habitantes reportando un consumo regular de carne.

La tradición del asado en Argentina la coloca en un cercano segundo lugar con un 94%, consolidando su identidad carnívora. México y Brasil, empatados en un 92%, siguen como ejemplos de naciones donde la carne es pilar gastronómico. España, Italia y Sudáfrica mantienen altos porcentajes también, con cifras que rondan entre 90% y 89%.

Este panorama carnívoro se equilibra con la creciente tendencia de los sustitutos de carne. Reino Unido lidera con un 18% de su población adoptando regularmente alternativas a los productos de origen animal. China y Sudáfrica se suman a esta corriente con un 17% y 16%, respectivamente. El caso de Italia e India es singular: ambos países cuentan con tradiciones culinarias ricas en platos vegetales, pero muestran una notable adopción de sustitutos de carne con un 15% cada uno. Mientras tanto, Brasil, con un 14%, sigue la tendencia, aunque con menor intensidad.

La adopción de productos alternativos no se detiene ahí. Incluso en Argentina, España y Estados Unidos, naciones tradicionalmente ligadas al consumo de carne, 12% de los encuestados está adoptando estos productos.

Este giro sugiere un cambio en la percepción de la carne en la dieta, una evolución hacia opciones más diversificadas. México, con un 11%, y Japón, con un modesto 5%, cierran la lista, con este último reflejando la fuerte presencia de pescado en su cocina tradicional.

Los datos muestran un mundo dividido entre el arraigo a la carne y la apertura a nuevas alternativas, un reflejo de cómo las culturas se adaptan sin abandonar del todo sus raíces culinarias.