Al calificar como inevitable el que existan diferencias y confrontación al interior de su gobierno, el presidente Andrés Manuel López Obrador justificó así y trató de minimizar las acusaciones que este fin de semana hizo públicas su exconsejero jurídico y “hermano”, Julio Scherer, en contra de la exsecretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero y al fiscal general Alejandro Gertz Manero.
“Tampoco podemos nosotros evitar de que haya diferencias, que haya distintos puntos de vista, que haya confrontación política, y que además haya escándalos y sensacionalismo en los medios, no.
“Además, la vida es así, la condición humana, no debemos de sorprendernos de todo eso, nada más que el Presidente está ocupado en otros asuntos y tengo yo que priorizar”, respondió a pregunta del reportero de Reforma.
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Sin mostrar molestia y sólo dedicando menos de cuatro minutos al tema, el mandatario se distanció del caso al asegurar que debía resolverse en el área de procuración y administración de justicia.
“Eso tiene que ver con tribunales, con ministerio público, con juzgados, y nosotros no vamos a meternos en esas diferencias, no queremos participar en eso, nosotros estamos dedicados de tiempo y alma a la transformación de México”, declaró.
Al encabezar su acostumbrada mañanera, previo a los festejos al inaugurar el Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles, el presidente López Obrador después desvió el tema al referirse cuáles eran los temas prioritarios y en los que sí está concentrado, como los efectos económicos por la guerra en Ucrania, la pobreza, el empleo y sus obras.
A finales de febrero, fue el propio López Obrador quien reconoció que la hoy presidenta del Senado no tenía una buena relación con otros actores (del gabinete); sin embargo, en diversas ocasiones el Presidente se ha referido a las tres personas involucradas procurando una postura equilibrada y enalteciendo sus virtudes. Sobre la extitular de Segob ha mencionado que es “leal” y una persona que estima mucho; en reiteradas ocasiones ha refrendado que el fiscal Gertz es un hombre “integro” a quien le tiene plena confianza, aunque la semana pasada ya no habló de esta forma de él. Mientras que de Julio Scherer admitió, cuando se hizo pública su renuncia en septiembre pasado que era “como mi hermano”.
En la inauguración del aeropuerto de Santa Lucía, Sánchez Cordero quedó muy cerca del Presidente en el presídium, y se observó un trato formal; incluso en la comida posterior varios asistentes aseguraron que se notaba distancia entre ambos.
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