A petición de los familiares del empresario Iñigo Arenas, la Fiscalía General de Justicia (FGJ) del estado de México investiga como presunto asesinato la muerte del empresario, la cual pudo ser provocada por la ingesta de un medicamento psicoactivo.
Y es que tras rechazar la primera versión de la FGJ respecto a que la muerte del empresario se debió a una broncoaspiración por ingesta de alcohol, uno de sus familiares pidió un estudio de sangre para descartar la presencia de escopolamina en su sistema.
Esto orilló a que el caso fuera turnado a la Fiscalía de Asuntos Especiales, quien aventuró la hipótesis de que Inigo Arenas pudo haber sido drogado con escopolamina en su bebida.
Se trata de un fármaco recetado para prevenir espasmos y dolores, indicó en entrevista para Milenio el médico Pedro Mojica; y agregó que la combinación de la escopolamina con el alcohol pudo potenciar la presencia de la broncoaspiración.
La muerte de Iñigo Arenas
De acuerdo con los encargados de la discoteca República, ubicado en Polanco, poco antes de las tres de la mañana un guardia de seguridad acompañó a la salida a Iñigo Arenas; él se tambaleaba y acusaba ser víctima del robo de su celular, el cuál según su geolocalización la madrugada del pasado domingo estuvo en la alcaldía Iztapalapa.
Tras dejar el República, las autoridades de la Ciudad de México lograron identificarlo comiendo en un puesto de tacos entre las calles Lafontaine y Emilio Castelar, alcaldía Miguel Hidalgo.
Después de ese momento no se sabe cómo pero llegó alrededor de las tres de la mañana al bar Black Royce, dónde pidió acceder al servicio de privados y sólo consumió “agua mineral”, según las declaraciones de Francisco Marco Pinzón, apoderado legal del establecimiento.
Fue ahí, en el Black Royal del municipio mexiquense de Naucalpan cuando manifestó a las “chicas” que lo dejaran dormir porque “estaba cansado” y horas después lo encontraron sin vida; aunque llamaron a los servicios de emergencia, ya no contaba con signos vitales. EJ
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