En Qatar, las sanciones fueron más fuertes que las protestas para los siete equipos europeos que habían previsto portar un brazalete con el arcoíris como muestra de apoyo al colectivo LGBT+. “Nos han forzado a no llevarlo porque no queríamos comenzar con una tarjeta amarilla. Seguimos el comunicado de la Federación Holandesa, pero creo que la FIFA nos ha forzado a no llevarlo”, confesó a AFP el holandés Davy Klaassen.
La iniciativa, que había sido acordada semanas atrás por los equipos de Inglaterra, Gales, Bélgica, Dinamarca, Alemania, Países Bajos y Suiza fue anulada por la propia Federación Internacional de Fútbol Asociación (FIFA), que también le prohibió a la división belga salir a la cancha con un uniforme diseñado con el mismo propósito de denuncia a la intolerancia a la diversidad en el país anfitrión.
La camiseta, en gran parte blanca, pero con partes en los distintos colores del arco iris, cuenta con la palabra “Love” en el cuello y esa mención, según la Federación Belga, generaría problemas a la FIFA.
Pese a estas prohibiciones y la rígida política de la FIFA que impide cualquier mensaje político, algunos jugadores han logrado mostrar su descontento con los problemas actuales. Prueba de ello es el equipo de Irán, quienes se mantuvieron en silencio al momento de cantar su himno nacional.
Durante la semana, el capitán del equipo, Alireza Jahanbakhsh, declaró que el vestuario decidiría “colectivamente” si cantar o no el himno como señal de apoyo a las manifestaciones que sacuden Irán desde hace dos meses.
Los once jugadores se mantuvieron rectos, impasibles y con rostro neutro mientras su himno resonaba en el Estadio Internacional Khalifa.
Irán está sumido en una oleada de protestas desde el fallecimiento el 16 de septiembre de Mahsa Amini, una kurda iraní de 22 años detenida por violar el estricto código de vestimenta que obliga a las mujeres a llevar el velo en público.
Prohibición. El brazalete, con un arcoiris, fue prohibido por la FIFA.