Este viernes se cumplieron dos semanas desde que inició el incendio forestal en la montaña más alta de África. El monte Kilimanjaro arde mientras cientos de personas luchan para controlar las llamas.
El 21 de octubre las autoridades de Tanzania confirmaron que las laderas de una de las montañas más altas del mundo sucumbía ante el fuego, el cual inició cerca del campamento de Karanga, situado a unos cuatro mil metros de altura.
Después de todo un día de trabajo, las autoridades declaron controlado el incendio forestal: “todo está bajo control, incluso si el fuego continúa”, afirmó el prefecto de la región, Nundin Badu.
Eliamani Sedoyeka, secretario permanente de Recursos Naturales y Turismo, indicó que el fuego no representaba riesgo alguno para los pobladores, ni para los miles de turistas que cada año visitan la montaña.
Los estragos del cambio climático
A dos semanas del inicio del fuego, el gobierno de Tanzania confirmó que las llamas habían regresado en el conocido como Techo de África, provocando la destrucción de 33 kilómetros cuadrados de vegetación.
Sin reportar víctimas humanas, las consecuencias del incendio se verán reflejadas en la flora y fauna de la región, indicaron los encargados de la protección de Parques Naturales.
Añadieron que si bien las cenizas funcionarán como abono a la región y el fuego consumirá la vegetación enferma y las plagas; cientos de animales quedaron atrapados en las llamas o tuvieron que huir de la zona a consecuencia del mismo.
Elefantes, antílopes, búfalos, leopardos, monos y cientos de especies de aves que habitan en la región tardarán décadas en recuperar su hábitat, recalcaron.
Pero las consecuencias inmediatas no serán las únicas, la UNESCO afirmó que el avance del cambio climático hará que los incendios forestales sean más recurrentes, debido al incremento de la temperatura a nivel mundial y el resultado de los gases de efecto invernadero.
Más incendios provocarán más gases de efecto invernadero y eso hará que la temperatura incremente aún más, generando un círculo que para el año 2050 hará desaparecerá todos los glaciares de África, incluyendo los del monte Kilimanjaro.
“Alrededor de 50 por ciento de los glaciares patrimonio mundial podrían desaparecer por completo en 2100 en un escenario en el que las emisiones se mantengan en los niveles actuales”, alertó la UNESCO.
El Kilimanjaro bajo amenaza
Apenas en 2020 otros 95 kilómetros cuadrados de vegetación fueron consumidos por un incendio forestal en el Kilimanjaro, las llamas podían apreciarse a decenas de kilómetros de distancia desde las planicies de África.
Como ocurrió en este año, el incendio de 2020 no provocó pérdidas humanas. Algunas construcciones resultaron dañadas, los excursionistas se mantuvieron a salvo, pero la mayor afectación volvió a recaer en el ecosistema de la región.
Las faldas del Kilimanjaro son el habitat de poco más de dos millones de personas, quienes se sustentan económicamente gracias al turismo que dejan los excursionistas a la montaña más alta del continente, pero que también disfrutan de los safaris y sus playas.
En ambos incendios no se pudo determinar el origen del fuego, aunque sí se estableció que los fuertes vientos que dominan en la región y las condiciones propias de la vegetación, permitien que las llamas se propaguen sin control, haciendo más dífícil contenerlas.
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