“Una opinión equivocada puede ser tolerada donde la razón es libre de combatirla”.
Thomas Jefferson
Es probable que los desafortunados acontecimientos de los últimos años, nos impulsaran a creer, en más de una ocasión, que aprenderíamos la lección y que entenderíamos que la unidad, la tolerancia y el amor al prójimo son pilares esenciales no solo para alcanzar las metas, sino además, para lograr lo que se anhela a nivel mundial: la paz.
Tristemente, pareciera que la violencia continúa siendo una forma de vida, de alguna u otra forma elegida, ya que, a pesar de los esfuerzos, el próximo 24 de febrero se cumplirá un año de una guerra que hasta el momento ha cobrado la vida de miles de personas y ha puesto en jaque la economía mundial.
Pero, además, no se trata solamente de los conflictos armados, sino que contrario a lo esperado, un factor continúa debilitando la gobernabilidad, el desarrollo social y los avances en diversas áreas significativas en muchos países del mundo: la polarización. Situación que, aunque pareciera no importar, impide el consenso, por ende, la construcción de políticas a largo plazo, la alternancia y la implementación de acciones innovadoras para resolver los problemas, entre otras; un tema que importa y preocupa a niveles alarmantes.
Incluso de acuerdo a datos presentados en el Barómetro de Confianza Edelman 2023, de los países participantes, quienes lideran como severamente polarizados son: Argentina, Colombia y Estados Unidos, sin embargo, nuestro país no está lejos de ellos, ya que junto a otros ocho está catalogado como en riesgo de severa polarización.
Dicha encuesta arroja otros datos interesantes ya que en los primeros tres lugares de la categoría “fuerzas divisorias que explotan e intensifican nuestras diferencias” se encuentran: ricos y poderosos, gobiernos extranjeros hostiles y líderes gubernamentales, y en el otro extremo como fuerzas unificadoras, encontramos a los docentes y a los líderes de ONG.
Pero, ¿cómo salir de la división?, muchos son los caminos tales como construir acuerdos y desarrollar puentes de comunicación, sin embargo, lo he mencionado anteriormente, se debe impulsar el trabajo en la educación y la tolerancia; ambos enfocados en lo aprendido a través de las escuelas y en la convivencia en casa.
Muchas instituciones se han sumado, incluso la UNESCO a través de documentos como: “La Tolerancia: umbral de la paz” y “La Tolerancia, umbral de la paz: Unidad para la enseñanza primaria”, entre otros muchos, busca recalcar la trascendencia que implica ser respetuosos, con las ideas, creencias o prácticas de los demás, aunque sean diferentes; lo que no implica que todas las situaciones deban ser iguales, ya que la tolerancia exagerada llega a producir una actitud de relativismo lo que a la larga anula la idea de justicia y verdad.
La escuela es probablemente una de las instituciones con mayor influencia en la vida de los niños y adolescentes, debemos trabajar para que los espacios educativos y los hogares se conviertan en sitios seguros donde las niñas, niños y adolescentes puedan experimentar sentimientos positivos que los impulsen a elegir un mañana pacífico y donde el proceso de aprendizaje les permita basar sus decisiones en la igualdad y el respeto.
El tema es amplio y vale la pena seguir ahondando en él, sin embargo, reflexionemos sobre la forma en que la educación puede fomentar la lucha contra el crimen y las agresiones, puede impedir guerras y puede permitirnos una cultura de no violencia. No olvidemos que es justo en las escuelas donde hoy se encuentra gran parte de nuestro presente y futuro.
*Analista en temas de seguridad, justicia, política, religión y educación.
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