“El progreso y el desarrollo son imposibles si uno sigue haciendo las cosas tal como siempre las ha hecho”.
Wayne Walter Dyer
El concepto de desarrollo humano puede analizarse desde diferentes ámbitos, sin embargo, en este espacio será definido como un proceso de ampliación de las opciones y capacidades de las personas, que se concreta en una mejora de la esperanza de vida, la salud, la educación y el acceso a los recursos necesarios para un nivel digno.
Con el transcurrir del tiempo se ha convertido en un tema importante a nivel mundial, es así que la Organización de las Naciones Unidas desde hace varias décadas ha realizado el informe sobre el Desarrollo Humano, el cual fue publicado el pasado 8 de septiembre y titulado “Tiempos inciertos, vidas inestables: Forjar nuestro futuro en un mundo en transformación” en este análisis se menciona que las múltiples crisis que vive el planeta están frenando los progresos, e incluso este rubro ha retrocedido en la inmensa mayoría de los países.
La institución antes mencionada enlista cinco puntos principales, de los cuales me enfocaré en tres: 1) existe un primer descenso consecutivo en tres décadas, 2) la crisis de Covid-19 debe ser tomada como una oportunidad a una nueva realidad y 3) Estamos viviendo un nuevo “conjunto de incertidumbres”.
Y es que una de las mayores preocupaciones para el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo es la disminución en rubros importantes como la salud, la educación y el nivel de vida de una nación. El retroceso es casi universal, ya que más del 90% de países registraron un deterioro en 2020 o en 2021, y más del 40 % en ambos años, una demostración de que la crisis sigue empeorando para muchos; pero sobre todo, el mensaje es claro en esta edición 2022, se debe reconfigurar el mundo y la manera en la que hasta el momento habíamos actuado, ya que nos encontramos en constante transformación.
Además, es importante mencionar que la sensación de inseguridad se ha incrementado en casi todo el mundo, por lo que es necesario aprovechar las capacidades creativas y de cooperación, por lo que uno de los puntos medulares sería ampliar la perspectiva sobre el comportamiento humano, trascendiendo los modelos para incluir las emociones, los sesgos cognitivos y el papel fundamental que desempeña la cultura.
Si algo hemos aprendido con los cambios constantes es que el bienestar mental y la resiliencia psicológica son parte fundamental de nuestro actuar, al parecer hasta antes de la Covid, a pesar de las múltiples campañas de sensibilización aún no nos quedaba tan claro su influencia en la vida cotidiana; desafortunadamente quizá fue necesario ser testigos de un aumento de suicidios, de adolescentes con crisis de ansiedad y ataques de pánico, y de personas cada vez más inmersas en la depresión para realmente prestar verdadera atención.
Es innegable que la historia de la humanidad ha estado marcada por crisis, guerras y pandemias, pero tampoco se puede ocultar que desde hace unas décadas hemos saltado de crisis en crisis solo apagando provisionalmente los fuegos ocasionados, no hemos establecido rutas críticas reales, aunque los escenarios son cada vez más constantes.
El análisis presentado por la ONU hace un estudio acertado sobre múltiples factores e incluso aborda el tema de la polarización social, el cual vale la pena exponer en futuras publicaciones. Si bien el desarrollo humano es multidisciplinario no se puede perder de vista que ante un mundo cambiante quizá el freno sea, si bien no un aliciente, un punto que nos ayude a reflexionar y a reencausar los esfuerzos.
*Analista en temas de seguridad, justicia, política, religión y educación.
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