“Cada nuevo comienzo viene del final de algún otro comienzo”.
Séneca.
Podría afirmar que cada uno de nosotros perdió al menos a un ser querido luchando contra la Covid-19; afortunadamente, la ciencia y el esfuerzo de millones de médicos, enfermeras, camilleros y demás personal de apoyo ha comenzado a perfilar el 2023 con nuevas esperanzas y oportunidades de poner fin a esta pandemia; aunque las últimas cifras nos indiquen que estamos en un nuevo repunte.
De forma personal, cuando el fin de año se acerca, destino este espacio para hacer un breve recuento de los acontecimientos sociales, políticos y económicos que nos hicieron replantearnos la vida tal y como la conocíamos o que bien nos alentaron a hacer cambios en nuestros paradigmas.
Contrario a lo que esperábamos, el año comenzó con imágenes difíciles de olvidar, en febrero empezó la guerra entre Rusia y Ucrania, la cual ha afectado la economía mundial, ha dejado sin hogar a millones de personas, ha incrementado el costo de los combustibles fósiles, y desafortunadamente ha desestabilizado los sistemas alimentarios.
El golpe a los derechos humanos no sólo ha sido en ese continente, de forma sorpresiva y mientras que países enteros luchan para lograr la igualdad de las mujeres, en junio la Corte Suprema en Estados Unidos devolvió a cada estado la facultad para prohibir el aborto, lo que ha dado como resultado que al menos veinte de ellos ya lo impiden totalmente o lo limitan fuertemente.
Desafortunadamente, este no ha sido el único revés que han sufrido las mujeres en el 2022; en septiembre, la muerte de Mahsa Amini desató una ola de manifestaciones en todo Irán, siendo las más significativas desde la Revolución en 1979; las protestas se encuentran lideradas sobre todo por jóvenes que se quitan el velo y lo queman, pero además es importante mencionar que los reclamos por la libertad, de forma rápida se han dirigido hacia el régimen islámico.
El mundo político también ha sido escenario de duros golpes, tal fue el caso de la inestabilidad política en Reino Unido, la muerte de la reina Isabel, la reelección de Xi Jinping y la creciente tensión con Taiwán, la no aceptación de la ola conservadora, visible en las elecciones intermedias en Estados Unidos, la derrota del ultraderechista Jair Bolsonaro frente a Luiz Inácio Lula da Silva, y hace poco la crisis en Perú, sólo por mencionar algunos cambios trascendentales.
Nuestro país no ha quedado exento de cambios, contrario a lo que se había previsto en su inicio la Guardia Nacional pasó a ser controlada por la Sedena, se aumentó el salario mínimo y se abogó por vacaciones dignas, y se lanzó una iniciativa de reforma electoral, que proponía sustituir al Instituto Nacional Electoral (INE) con el Instituto Nacional de Elecciones y Consultas (INEC); sin embargo, probablemente hayan sido los “Guacamaya Leaks”, es decir, la extracción de alrededor de seis terabytes de información relacionada con las labores de inteligencia del Ejército, acciones de espionaje a activistas, a grupos de la delincuencia organizada, y hasta con la salud del presidente, lo que marcó gravemente la seguridad nacional.
Ha sido un año lleno de retos, que ha puesto a prueba nuestra resiliencia, compasión y responsabilidad; hoy, quizá más que nunca, es necesario ver el futuro como una oportunidad imperdible, como una posibilidad de cambiar aquello que hemos hecho mal.
Es necesario que reflexionemos sobre algunos puntos, ya no podemos continuar actuando bajo la misma línea que hasta ahora, hay que replantearnos nuestra realidad y se requiere no tardar más.
¡Feliz y próspero año nuevo 2023!