Periodismo, bajo la lupa digital

21 de Septiembre de 2024

Simón Vargas
Simón Vargas

Periodismo, bajo la lupa digital

simon vargas

“Una prensa libre puede ser buena o mala, pero sin libertad, la prensa nunca será otra cosa que mala”. Albert Camus.

Es probable que con los objetivos de reconocer a la opinión pública y de informar a la población de actividades importantes del Senado, en el Siglo I a. C. Julio César se convirtiera en el responsable de gestionar el primer diario: Acta Diurna.

Años después, en 1440, la invención de la imprenta por Gutenberg transformaría radicalmente la manera en la que nos informamos. Pero no fue sino hasta el Siglo XVII cuando los periódicos comenzaron a ser el principal medio de difusión y en 1800 la actividad periodística empezó a ser reconocida.

El pasado 3 de mayo la Organización de las Naciones Unidas conmemoró el Día Mundial de la Libertad de Prensa con el lema: “Periodismo bajo asedio digital”, el cual busca poner de relieve las múltiples formas en que los recientes avances en la vigilancia, la inteligencia artificial y la recopilación de big data afectan al periodismo, la libertad de expresión y la privacidad.

La información presentada en el documento Amenazas que silencian: tendencias en la seguridad de los periodistas emitido por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura pone de manifiesto los pocos avances en materia de protección hacia ese gremio. De acuerdo al documento, de 2016 a 2020 alrededor del mundo se registraron 400 asesinatos; y además, a la privación ilegal y las amenazas, actualmente hay que aumentar el ciberacoso, la vulnerabilidad del almacenamiento de datos, incluyendo el pishing y el desarrollo de programas espía.

Es innegable que hay un antes y un después de la pandemia y el periodismo no podía ser la excepción, actualmente muchos de los profesionales en esta área trabajan a distancia y los medios digitales se han convertido en herramientas importantes para desempeñar sus funciones, es por ello que el cifrado de extremo a extremo se ha posicionado como un instrumento importante para proteger la seguridad de fuentes, reforzando así el derecho a la privacidad y a la libertad de expresión.

Sin embargo, no sólo se trata de la seguridad personal o del resguardo de la identidad de informantes, que en sí mismos ya entrañan asuntos trascendentales; sino que tristemente, la inmediatez, la desinformación, las noticias falsas y la era de la posverdad (instaurada desde 2016) han ocasionado una pérdida de la credibilidad en las prácticas periodísticas y en la información presentada a través de medios digitales.

Sumado a lo anterior, la velocidad de propagación de información en las redes sociales hace que en muchas de las ocasiones sea casi imposible verificar información, validar fuentes y comparar datos, actividades éticas ahora dejadas de lado y que contribuyen a que la profesión cada día sea más denostada y menos tomada con seriedad.

Y aunque es cierto que desde la aparición del periodismo, éste ha lidiado con los rumores y chismes, también es cierto que con el paso de los años la verdad ha comenzado a ser maquillada de formas más “especializadas” al punto de ser difícil su diferenciación.

La evolución de esta área no sólo ha sido singular, sino que además se ha convertido en un mecanismo para transformar al mundo; y es que ha sido gracias a las denuncias públicas, a la puesta en escena de desigualdades y a la posibilidad de brindarle voz a aquellos que no la tienen, que los periodistas se han convertido en portavoces de injusticias frente a las instituciones, aunque desafortunadamente, esta osadía ha catalogado al periodismo como una de las profesiones más peligrosas en el mundo.

*Analista en temas de Seguridad, Justicia, Política, Religión y Educación. *Si deseas recibir mis columnas en tu correo electrónico, te puedes suscribir a mi lista en el siguiente vínculo: https://eepurl.com/Ufj3n

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