Navidad 2020, una inusual celebración

28 de Noviembre de 2024

Simón Vargas
Simón Vargas

Navidad 2020, una inusual celebración

simon vargas

“No hay lugar para el miedo. La Navidad es amor renovado que vence siempre”

Papa Francisco

Pareciera que desde que comenzó la pandemia en diciembre de 2019 ha pasado una eternidad, las medidas a las que nos exhortaron las instancias como la Organización Mundial de la Salud, consistieron en: implementar una distancia de al menos 1.5 m entre personas, lavado constante de manos con jabón, el uso de mascarilla y gel antibacterial, además del confinamiento que al principio se pensó por semanas o incluso por un mes y que en algunos casos duro más de 6 de meses.

Probablemente, pocos acertaron al creer que esta pandemia se iba a extender durante tanto tiempo, pero frente a esta difícil situación, la Navidad se convierte en un punto de inflexión, hoy esta celebración no debe enfocarse solamente en los regalos o la comida, debe llamarnos a la solidaridad, la bondad y la humildad, pero sobre todo debe ser un tiempo para renovar nuestra fe en Dios.

Cada año, en estas fechas, dedico una publicación a esta significativa fecha, y es que la Navidad, personalmente, se ha convertido en un momento para hacer un alto, reflexionar y renovar fuerzas; pero además para volcar la mirada hacia nuestro interior y trabajar incansablemente en transformarnos en aquello a lo que nos convocó Jesús de Nazaret en la parábola del buen samaritano: lavemos las heridas de quienes lo necesiten, brindemos ayuda, hospedaje y cuidado; tengamos compasión por el abandonado en el camino; es decir, amemos al prójimo en todo momento.

Es justamente en los tiempos difíciles cuando más se conoce el carácter de cada individuo; el aislamiento y las medidas implementadas no han hecho más que recordarnos lo importante que eran los abrazos, las caricias y el acercamiento de aquellos que queremos y que son parte fundamental de nuestra vida. Si bien hoy tenemos que aprender a subsistir, quizá por (aún) un largo tiempo sin éstos, la época nos recuerda que la armonía, la reconciliación y el perdón son los sentimientos que deberían regir nuestro actuar.

En momentos tan complicados, y en el preámbulo de esta inusual Navidad, planteémonos aquella pregunta fundamental que realizó el Papa Francisco: ¿Me dejo alcanzar por él, me dejo abrazar por él, o le impido que se acerque? Y como bien respondería su Santidad lo más importante no es buscarlo, sino dejar que sea él quien me busque, quien me encuentre y me acaricie con cariño. Esta es la pregunta que el Niño nos hace con su sola presencia: ¿permito a Dios que me quiera?

Este año probablemente el ambiente sea diferente, no reunirnos con la familia y con nuestros seres queridos será duro, pero esto no impide que recordemos con amor a quienes han partido y apreciemos a aquellos que, pese a los arduos momentos, han permanecido a nuestro lado, mostrándonos su cariño incondicional.

La Navidad nos conmueve de una forma inexplicable, nos convoca a reflexionar en silencio sobre cada logro y cada equivocación; a dar gracias por todas las experiencias, las buenas y las malas, por la confianza que han depositado en nosotros y por la esperanza que hemos puesto en los demás, pero, sobre todo, hoy más que nunca es necesario pedir más fe y esperanza para enfrentar los obstáculos y alcanzar cada meta propuesta.

Jesús durante su palabra nos enseñó muchas lecciones, y continúa haciéndolo a través de las sonrisas de los niños, con los consejos de padres y abuelos, con una mañana cargada de colores, en la mirada de a quien amamos; todo depende de que nosotros abramos el corazón para escucharle.

A pesar de lo excepcional y complejo de este año, agradezcamos profundamente esta fecha, porque es Navidad y la presencia de Dios en nuestra alma debe sentirse más fuerte, real y acogedora.

Feliz Navidad.

*Analista en temas de Seguridad, Justicia, Política y Educación.

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