“El cambio climático, si no se controla, es una amenaza urgente para la salud, el suministro de alimentos, la biodiversidad y los medios de vida en todo el mundo”.
John F. Kerry
En columnas anteriores he abordado la situación que se vive por la escasez de agua en todo el mundo, y aunque es probable que este sea uno de los temas más alarmantes; el cambio climático, continua no solo provocando fenómenos meteorológicos extremos que, tristemente han impulsado a millones a dejar sus hogares.
De acuerdo a datos del informe presentado el pasado octubre por la Organización Internacional para las Migraciones de la ONU se prevé que hasta mil millones de personas se convertirán en migrantes climáticos en los próximos 30 años; además se menciona que en 2020, hubo 30.7 millones de desplazamientos nuevos a raíz de desastres ocurridos en 145 países; entre las amenazas más significativas se encuentran: inundaciones y corrimientos de tierras, sequías, altas temperaturas, tormentas e incendios forestales.
Es difícil tener cifras precisas, ya que los desplazamientos constantemente están relacionados con otros factores como la seguridad alimentaria, la purificación de agua o la seguridad política y personal; sin embargo, en información del Portal de datos sobre migraciónadministrado y desarrollado por el Centro de Análisis de Datos de Migración Global (GMDAC) de la OIM, se menciona que del total de 38 millones de desplazamientos internos registrados en 2021, 23.7 millones fueron provocados por desastres, y que a finales de este año, al menos 5.9 millones de personas en 84 países y territorios vivían en situación de desplazamiento como consecuencia de desastres ocurridos no solo en 2021.
Es indiscutible que los migrantes climáticos se enfrentan a muchas preocupaciones a lo largo de su travesía, pero esto también representa cambios en la estructura económica y social del país al que arriban, lo cual puede detonar la falta de oportunidades de empleo, una débil gobernanza y la violencia entre comunidades; por lo que es importantes abordar la situación desde diferentes ángulos, es así que el Fondo Económico Mundial ha planteado que el uso responsable de la IA permitirá a las personas y a los Estados conocer con antelación los desplazamientos importantes de población, lo que les permitirá asignar los recursos adecuados para la ayuda cuando sea posible.
Aunque quizá no lo creemos, el tiempo se nos acaba y la vida tal como la conocemos puede convertirse rápidamente en una de esas películas distópicas que tan populares se han hecho. Y es que el cine se ha convertido en una ventana a lo que podría suceder, pero también retrata realidades mucho más cercanas e ignoradas, como el caso de “This is not a burial, it’s a resurrection” película ambientada en Lesoto, se centra en la forma en la que la modificación de ecosistemas y territorios afecta a las poblaciones y la manera en la que en muchas ocasiones olvidamos que el cambio climático no solo destruye a la naturaleza sino que fomenta a que culturas alejadas tengan que transformar sus tradiciones, estilo de vida e incluso dejar espacios que han ocupado a lo largo de cientos de años.
Y es que no podemos negar que la evolución hizo que pasáramos del nomadismo al sedentarismo, proceso que tuvo como desenlace la creación de sociedades, la consolidación de las relaciones humanas y la cultivación de lazos familiares; por lo que, aunque no lo parezca, la tierra donde nacemos, crecemos y nos desarrollamos adquiere un importante significado para la vida de cada ser humano. Su cuidado siempre se traducirá en nuestra conservación como especie.
*Analista en temas de seguridad, justicia, política, religión y educación.
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