“Lo que se les dé a los niños, los niños darán a la sociedad”.
Karl A. Menninger
Mayo es un mes con muchas conmemoraciones, y probablemente el 10 y 15 sean de las más destacables, ya que nos permiten rendir homenaje a dos de las figuras más significativas a lo largo de nuestra vida: las madres y los docentes.
Hoy conmemoramos el Día de la Madre. Algunas versiones han surgido con respecto a la elección de esta fecha, se ha mencionado que su celebración comenzó por iniciativa del entonces secretario de Educación Pública, el periodista Rafael Alducín; aunque no hay certeza sobre este hecho, lo que sí es cierto es que nos permite un alto en la cotidianidad para pasar un tiempo con ellas.
Es innegable que la influencia materna en el desarrollo cognitivo, social e incluso emocional de cada individuo marca un parteaguas; diferentes áreas de análisis podrían citarse, la filosofía, la sociología y la más mencionada: la psicología, y es que lo primero que conocemos al llegar al mundo proviene de ellas, son quienes de alguna forma nos organizan, explican y traducen la vida.
Con el paso de los años el vínculo entre madres e hijos se ha convertido en motivo de estudio, y aunque en muchas ocasiones podría considerarse algo instintivo, hoy se reconoce que la conexión se debe impulsar y profundizar desde elementos como: el amor, el desapego, la crianza positiva y el acompañamiento, entre otros.
De acuerdo al artículo El rol de las madres en la vida de los niños, niñas y adolescentes publicado por la UNICEF se afirma que en nuestras primeras experiencias y las más primarias está el contacto con ella que es con quien nos formamos; y es que cuando uno es pequeño y se cae o lastima, lo primero que hace es gritar “mamá”, una palabra que viene de adentro: nuestra mamá es todo lo que somos y lo que llegamos a ser.
Por otro lado, a su guía y amor, tenemos que aunar muchos elementos, pero quizá uno de los más importantes sean los docentes, quienes a lo largo de nuestro trayecto nos escuchan, impulsan y, sobre todo, nos encausan para alcanzar nuestros sueños.
La educación ha sido un pilar fundamental para el crecimiento no sólo individual sino social, la misma institución antes mencionada sostiene que: “La crianza de niñas, niños y adolescentes debe estar basada en la razón, la sensibilidad, el amor, la igualdad, la tolerancia y el respeto”.
El Día del Maestro también es un momento relevante, ya que no sólo nos permite conmemorar a quienes han transformado los paradigmas, sino que incluso nos brinda la oportunidad, sobre todo después de la pandemia, de reflexionar sobre el apoyo que requieren y repensar las estrategias educativas.
Lo he mencionado en anteriores publicaciones, pero, los contratiempos a los que tuvieron que enfrentarse pusieron de manifiesto serios problemas que deben ser resueltos. Muchos tuvieron que combatir desafíos como la falta de capacitación, la carencia de tecnología que les permitiera continuar con sus clases o bien la falta de respaldo por parte de las propias instituciones educativas.
Es probable que la gran mayoría recordemos a algún docente que nos brindó su tiempo en el momento adecuado, que nos orientó cuando cometimos errores o que incluso miró en nosotros talentos que ni siquiera consideramos posibles.
Hay que agradecer por la presencia de ambas figuras en nuestras vidas, su cariño, comprensión y apertura a la comunicación, nos alejan de los miedos y la violencia, porque en un mundo cada vez más propenso a las agresiones, su bondad puede traducirse en el elemento que marque la diferencia en el futuro.