“El que no tiene dos terceras partes de la jornada para sí mismo, es un esclavo, sea lo que sea, político, comerciante, funcionario o erudito”.
Friedrich Nietzsche
Es probable que la incertidumbre y la movilidad sean dos de las características más predominantes en esta época, sobre todo en generaciones como la Z y los millennials. Situaciones que hasta hace un par de años eran habituales como adquirir casa o mantener un trabajo por décadas han comenzado a ser sustituidos por una creciente búsqueda de viajes, desprendimiento y cambios constantes de espacios laborales.
Hace un mes, en este mismo espacio abordé el significativo suceso denominado The great resignation, sin embargo, la ahora renuncia silenciosa ha sido un tema viral en redes sociales en donde se pueden encontrar videos tratando de dar explicación a la actitud que han decidido adoptar miles de jóvenes, en lo que respecta a su compromiso laboral.
Aunque el nombre hace alusión a una dimisión, en realidad se trata de un retiro callado y discreto de la cada vez más reconocida cultura del abuso laboral, con la finalidad de hacer lo mínimo incluido en la descripción del puesto, solo para no ser despedido.
Dicho fenómeno, ha tomado mucha más fuerza a raíz del burnout, y es que ahora los jóvenes consideran que a pesar de que se esfuercen y eleven los niveles de productividad en muchas de las ocasiones no obtendrán la recompensa esperada.
De acuerdo a datos de la Encuesta Global 2022 a Milennials y Generación Z, emitido por la empresa Deloitte alrededor del 45% de los entrevistados se sienten agotados debido a la intensidad de sus entornos de trabajo, además de que el 44% asegura que muchas personas han abandonado recientemente su organización debido a la presión de la carga laboral.
Y es que se debe reconocer que la salud mental y el bienestar se han convertido en temas importantes, sobre todo frente a la presión de trabajo; lo que incluso podría ser uno de los detonantes más significativos para que la renuncia silenciosa siga creciendo.
Este cambio radical en la mentalidad de las y los jóvenes se traduce en la imposición de límites frente a trabajos que no remuneran ni económica ni emocionalmente, lo anterior con el firme objetivo de emprender o seguir proyectos que los hacen mucho más felices.
El movimiento insta a que se ciñan a las horas laborales requeridas, sin ceder más espacio o tiempo a la empresa y al contrario dedicarse a diversos proyectos personales como visitar amigos, mantener un hobbie o hacer ejercicio.
No todos han decidido, ni decidirán ejercerla ya que los beneficios corporativos como la atención médica, los créditos hipotecarios y el pago fijo de cada semana o quincena son necesarios frente a un incremento del coste de la vida actual.
Por otro lado, las disparidades salariales, económicas y de género aún son muy amplias, por lo que no todos pueden brindarse el espacio para emprender o dedicarse a actividades recreativas; además de que situaciones como la discriminación o la denominada pigmentocracia disminuyen en muchas ocasiones la posibilidad de alcanzar el éxito laboral de forma independiente.
El tema es digno de análisis desde diferentes ángulos, sin embargo, se deben considerar al menos tres puntos importantes: 1) la idea de un empleo esclavizante ha dejado de ser prioridad para convertirse en algo mal visto, 2) la salud mental se ha transformado rápidamente en un tema decisivo y 3) la incertidumbre del mercado laboral se da en un momento importante, ya que la pandemia ha marcado significativos retrocesos, por lo que no se puede perder de vista la cada vez más posible recesión.
*Analista en temas de seguridad, justicia, política, religión y educación.
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