“Para la humanidad el hambre no es sólo una tragedia sino una vergüenza”.
Papa Francisco
A pesar de la implementación de diversos esquemas industriales y la reciente inclusión de la tecnología blockchain en el ámbito agrario, de producción y distribución de alimentos, aún un amplio porcentaje de la población mundial se enfrenta a inseguridad alimentaria.
Es probable que hasta hace algunos años poco se ha hablado de este problema, sin embargo, a lo largo de la historia, varias hambrunas han causado millones de muertes, tan solo basta recordar la Gran Hambruna China que comenzó en 1958 y que cobró la vida de entre 15 y 55 millones de personas, y aunque no podemos negar que muchas fueron causadas por guerras o conflictos como la Rusa en 1921 o la Soviética sucedida entre 1932 y 1933; también se debe admitir que en pleno siglo XX, esta amenaza continúa siendo de alta preocupación.
Y es que actualmente la situación de Corea del Norte parece no presentar cambios contundentes desde 1994 cuando derivado de las inundaciones a finales de los años 80 que ocasionaron la pérdida de campos y reservas de semillas, cifras oficiales del gobierno revelaron que alrededor de 220,000 personas murieron, aunque diversas organizaciones no gubernamentales colocan el número de defunciones entre uno y dos millones.
Lo que es alarmante es que hasta mediados de este año y derivado de la crisis de salud a la que nos enfrentamos, el gobierno de Corea del Norte ha reconocido una tensa situación alimentaria y en información de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) la escasez de comida ha crecido considerablemente, lo que de no solucionarse comenzará a causar decesos masivos sobre todo en niños y ancianos.
Y aunque pudiera considerarse que este tipo de situaciones solo han sido constantes en Asia o África, en datos del informe Panorama Regional de la Seguridad Alimentaria y Nutricional América Latina y el Caribe 2021, emitido el día de ayer por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, mejor conocida como la FAO; el hambre en esta zona del planeta está en su punto más alto desde 2000, después de un aumento del 30% en el número de personas que padecen hambre entre 2019 y 2020.
De acuerdo a estos datos, en tan solo un año y derivado de la situación originada por la pandemia de COVID-19 el número de personas que viven con hambre aumentó en 13.8 millones, alcanzando un total de 59.7 millones de personas.
La prevalencia del hambre en América Latina y el Caribe se sitúa actualmente en 9.1%, la cifra más alta de los últimos 15 años, aunque ligeramente por debajo del promedio mundial de 9.9%.
Sin embargo, no todos los datos son desalentadores, ya que gracias a un esfuerzo continuo todos los países en la región, salvo Uruguay, lograron reducir la prevalencia de la anemia en mujeres en edad reproductiva, entre 2000 y 2019. Guatemala mostró el mayor progreso, con una reducción del 67%. Brasil consiguió reducir la anemia en 40%, mientras Colombia, Ecuador, México, Perú, San Vicente y las Granadinas y Trinidad y Tobago lo hicieron en más de un 30%.
Por otro lado, en información de OXFAM Internacional se contempla que alrededor de 155 millones de personas en el mundo viven en situación de crisis alimentaria, sin embargo, a esto hay que sumar que un factor importante: la desigualdad, ya que las mujeres y las niñas suelen tener que exponerse a enormes riesgos para conseguir alimentos y en algunas ocasiones derivado de paradigmas y a comportamientos adquiridos son quienes normalmente comen menos, y las últimas en hacerlo.
Quizá algunos no lo consideren factible, pero diversos científicos sostienen que, de no tomar decisiones cruciales, filmes como Soylent Green, The Road o Snowpiercer, entre otros se hagan realidad y la humanidad se enfrente a una escasez crítica que reduzca drásticamente la vida en la tierra y produzca una extinción.
De Frente a la evidencia histórica y ante los crecientes problemas de carencia y subalimentación, en diversas partes del mundo incluyendo América Latina, debemos preguntarnos: ¿La situación continuará repitiéndose? o ¿cuáles son las medidas (extremas) que deben ser planteadas por gobiernos e instituciones?, se debe apostar por sistemas de producción sostenibles, pero además analizar significativamente la distribución de comida para así comenzar a disminuir el problema al que nos enfrentamos como humanidad.
*Analista en temas de Seguridad, Justicia, Política y Educación.
Si deseas recibir mis columnas en tu correo electrónico, te puedes suscribir a mi lista en el siguiente vínculo.