Semana Santa, tiempo de reflexión

9 de Abril de 2025

Simón Vargas
Simón Vargas

Semana Santa, tiempo de reflexión

simon vargas

“Jesucristo también puede romper los esquemas aburridos en los cuales pretendemos encerrarlo y nos sorprende con su constante creatividad divina” Papa Francisco

A lo largo de los años, mucho se ha debatido sobre la existencia o no de la divinidad de Jesús de Nazaret, las preguntas constantemente rondan por igual a expertos y a religiosos. Es probable que su contribución, sus enseñanzas y su presencia para muchos sea un acto de fe y para otros es una certeza absoluta.
A pesar de todas las discusiones, Semana Santa se ha convertido en una de las conmemoraciones más celebradas a lo largo del mundo, y la figura de Jesús en una de las más icónicas, y es que, a través de sus bienaventuranzas, parábolas y milagros, transformó el estilo de vida y la manera de enseñar: se convirtió en un nuevo referente a través de su propio ejemplo.
Pero, ¿Cuáles son sus principales enseñanzas?, y ¿De qué forma éstas podrían ayudarnos frente a las problemáticas actuales? No olvidemos que Jesús de Nazaret también vivió en momentos complejos, donde la violencia, la pobreza, la segregación y la dominación eran situaciones cotidianas y en algunas circunstancias incluso aceptadas e incentivadas.
Diversas son las lecciones que nos han sido reveladas a través de la Biblia, sin embargo, el amor al prójimo, la humildad, la fe, el perdón, y el arrepentimiento podrían ser consideradas como las más importantes, y si éstas ayudaron a Jesús a demostrar que la transformación basada en la comprensión y la el amor al prójimo son posibles, estoy convencido que lo mismo harán en nuestros tiempos, donde las agresiones, el odio y el resentimiento se han apoderado de la sociedad.
Su existencia fue una vida de servicio, sustituyó el odio y el resentimiento por amor y amabilidad, y su benevolencia y temple nos ha enseñado que él es un gran modelo a imitar para convertirnos en seres humanos dignos, honestos, íntegros y felices.
El Papa Francisco en su mensaje del Domingo de Ramos, aseveró que: “En la cruz Jesús nos enseña a amar y perdonar a los enemigos” y es que su gran valor se aprecia con mucha más facilidad, si entendemos que fue capaz de recibir todos los maltratos e incluso entregar su vida, siempre con la firme esperanza de mostrarnos una nueva forma de colaboración, generosidad y conciencia del otro.
Cuando Jesús empezó a predicar, el rencor estaba por encima del amor, la venganza predominaba constantemente y los castigos corporales eran no solo bien vistos, sino que además auspiciados. Y aunque en diversas partes del mundo aún predomine la constante de solo amar al ser querido y odiar al enemigo; Jesús de Nazaret cambió esta situación y nos recordó de forma sutil pero poderosa que lo verdaderamente complicado radica, irónicamente, en la simplicidad de un amor sin estereotipos y sin paradigmas, donde el respeto por el camino individual sea el principio rector.
Nuestra actualidad nos exige alejarnos de la comodidad de nuestro espacio, del propio aislamiento y bienestar para de alguna manera exponernos al dolor ajeno, considerarlo como particular para hacerle frente. “Amar al prójimo” requiere entereza, dominio y reconocer que la indiferencia daña.
Finalmente, quisiera destacar, desde mi perspectiva, una de las enseñanzas más profundas de Jesús; y es que bajo las leyes y el contexto histórico en el que vivía, la comunicación con Dios solo podía realizarse por los sacerdotes, sin embargo, él reformuló esta creencia y nos dejó como legado la posibilidad de un diálogo directo basado en la sencillez, el amor, la esperanza y la familiaridad. Nos instó a confiar en la sabiduría de su designio el cual siempre tendrá como objetivo final un bien mayor para nosotros.
Profesar o no la religión católica no significa dejar de lado los preceptos fundamentales enseñados por Jesús de Nazaret, es probable que en esta época y en la medida de nuestras posibilidades, ser sus imitadores nos permita conocer una nueva perspectiva, un enfoque donde entendamos que vivir en armonía no se trata de una tarea complicada o de un peso insoportable, sino que es necesaria para recuperar el verdadero sentido de la humanidad.

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