“En medio de la dificultad reside la oportunidad”. Albert Einstein
El término resiliencia se ha hecho cada vez más presente en el vocabulario cotidiano, y por su puesto en las organizaciones. Después de los cambios radicales e imprevistos realizados para minimizar los contagios derivados del virus SARS-CoV-2 muchas personas, sobre todo jóvenes, comenzaron a cuestionarse su permanencia en instituciones y el liderazgo retomó nuevas dimensiones.
La necesidad de romper con la rigidez en las empresas comenzó a ser más importante en la década de los 80, cuando se encontró que en muchas ocasiones la inflexibilidad detonaba problemas en el proceso de toma de decisiones, la dificultad para esclarecer la responsabilidad y además limitaba la creatividad, lo que impedía encontrar soluciones innovadoras para evitar continuar dentro de la crisis.
Hoy se requiere que las empresas puedan anticiparse, adaptarse y recuperarse de la forma más rápida y eficaz. Dos elementos se han vuelto clave para ello, en primer lugar los líderes responsables y empáticos, y en segundo lugar, un ambiente laboral agradable, donde prevalezca el profesionalismo y el respeto.
En datos del artículo El viaje del liderazgo resiliente, construir la resiliencia organizativapublicado por Deloitte, se refiere que las cuatro acciones para la transformación son: 1) creencias: Explorar y aprovechar las oportunidades, 2) actitudes: Modelar y guiar al equipo y a la organización a través de los cambios de mentalidad esenciales, 3) agilidad: Adoptar la flexibilidad colectiva y 4) estructuras: Asegurar que los miembros de la dirección sean responsables de una organización resistente.
Los cambios son inminentes sobre todo en generaciones recientes ya que no desean colaborar con jefes impositivos, que buscan jornadas largas y en ocasiones poco productivas; pero sobre todo, que desconocen el salario emocional; incluso de acuerdo al análisis Millennials y Gen Z 2021, un llamado a la acción y a la responsabilización la creatividad, el conocimiento de la tecnología, la empatía y el pensamiento critico se posicionaron como las características más importantes que los empleados consideran para el éxito de la empresa.
Aunque pareciera que la situación laboral se ha tornado más simple que en décadas anteriores y que las jornadas han disminuido, esto quizá es una mera percepción ya que, si bien es cierto que los tiempos han cambiado, lamentablemente esto en muchas de las ocasiones no se traduce en mayores incentivos económicos o en una disminución de las horas invertidas en la empresa.
Otro de los temas que se han tornado significativos, y que probablemente en décadas anteriores era poco valorado, ha sido la salud mental. En el mismo análisis mencionado un 48% de la Generación Z y un 44% de los Millenials han expresado sentirse estresados la mayor parte del tiempo, lo que en algunas ocasiones puede orillar a una renuncia imprevista e incluso cuadros de ansiedad y depresión.
Quizá hasta hace un par de años los jefes que solo repetían procesos, negados a los cambios de paradigma, que incluso buscaban la obediencia a través del temor, han comenzado a quedar relegados por los líderes con inteligencia emocional, que buscan resultados a través del trabajo en equipo y que generan confianza y respeto.
Hoy no podemos olvidar que la resiliencia organizacional no solo se trata de enfrentar crisis, sino de combatirlas en equipo, teniendo como punto de partida al colaborador y a la comunicación en la empresa.