Repensemos el soporte mental para los estudiantes

14 de Noviembre de 2024

Simón Vargas
Simón Vargas

Repensemos el soporte mental para los estudiantes

“El estado de tu vida no es más que un reflejo del estado de tu mente.”
Wayne Walter Dyer

Desde hace al menos 30 años la salud mental se ha convertido en un tema significativo para la generación millenial y sus sucesores, y es que recurrir a apoyo profesional con respecto a temas psicológicos hasta la década de los 90 era considerado tabú e incluso se estigmatizaba a aquellas personas que decidían asistir con un terapeuta.

La adolescencia es un periodo crucial para el ser humano, en él se establecen hábitos, conductas sociales y relaciones interpersonales y emocionales importantes; además de desarrollar cualidades trascendentes que marcarán una pauta con respecto a la forma en la que nos desempeñaremos frente al mundo como la tolerancia a la frustración y la gestión de conflictos; pero también es una etapa donde la vulnerabilidad y los problemas mentales podrían convertirse en enemigos difíciles de vencer.

De acuerdo a datos de la Organización Mundial de la Salud la mitad de los trastornos mentales comienzan a los 14 años o antes, aunque desafortunadamente, en la mayoría de los casos no se detectan ni se tratan, además de que en todo el mundo se estima que entre el 10 y el 20% de los adolescentes experimentan trastornos mentales.

Si bien estas cifras han sido calculadas durante momentos que podrían considerarse como normales, es innegable que derivado de las medidas implementadas para disminuir el contagio por el virus SARS-Cov-2, tales como el aislamiento y el cierre de escuelas se ha generado una ausencia de apoyo para los estudiantes; de acuerdo a una encuesta emitida por Timely MD Telehealth for Students único proveedor de telesalud creado para universidades y colegios, alrededor del 85% de los estudiantes mencionaron que han experimentado un aumento del estrés y/o la ansiedad como resultado del Covid-19.

El tema no es sencillo, ya en 2016 la RAND Corporation a través de un estudio mencionó que al menos casi 40,000 estudiantes en los campus de las universidades públicas de California reportaron problemas graves de salud, pero sólo el 20% de estos participaba en los servicios de salud mental dentro o fuera del campus.

Gracias al interés cada vez mayor sobre el tema, los estudios e investigaciones se han incrementado con la finalidad de arrojar un poco de certeza sobre este silencioso enemigo, es así como la Fundación de Salud de las Universidades Americanas encontró que, durante 2018, al menos el 41% de los estudiantes se sintió tan deprimido que le era difícil funcionar y el 62% sintió una ansiedad abrumadora.

Y es que con el paso de los años tanto los docentes y el personal que labora en las instituciones de educación se han convertido en puntos de apoyo que permiten la identificación de problemas psicológicos, y el cierre parcial o total de las escuelas podría traducirse en el incremento de problemas como ansiedad, depresión, estrés, angustia, psicosis o incluso en trastornos de alimentación, autolesiones o en el suicidio.

¿Cómo ayudar frente a este problema? Hoy más que nunca es necesario rediseñar el soporte mental y pensar en ampliar la asistencia hacia un tema de telesalud, haciendo uso de la tecnología para brindar apoyo continuo a aquellos que lo necesiten.

Es una mentira que la terapia no es necesaria o que los problemas emocionales se curan con el tiempo; es imprescindible que repensemos la salud mental incluso desde un ángulo preventivo, pero que además entendamos que sobrellevar los cuestionamientos emocionales diarios puede requerir ayuda especializada.

Es fundamental que en momentos complicados como los que vivimos enfoquemos nuestra atención y esfuerzo en ellos, en los adolescentes y estudiantes; debemos dejar de estigmatizar a aquellos que necesitan ayuda, porque los monstruos a los que se enfrentan son invisibles, van más allá de los miedos que normalmente conocemos y no solo afectan el rendimiento escolar del alumno, sino que además pueden incluso transformarse en detonantes para el abuso de sustancias tóxicas o drogas.

*Analista en temas de Seguridad, Justicia, Política y Educación.
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