Un desarrollo económico que no tiene en cuenta a los más débiles y desafortunados, no es un verdadero desarrollo. Papa Francisco
En una aldea global donde la interconectividad humana ha crecido exponencialmente gracias al uso constante de la tecnología y los medios masivos de comunicación, cada acción cuenta, cada movimiento político repercute positiva o negativamente y cada decisión a nivel país se convierte en una operación que trasciende hasta tocar la economía mundial.
De acuerdo a la actualización realizada el pasado julio con respecto a las perspectivas de la economía mundial, emitida por el Fondo Monetario Internacional las expectativas de crecimiento no han mejorado, ya quecontinuará el progreso lento a nivel mundial. Las razones son variadas, pero sobre todo tienen que ver con la toma de decisiones políticas por parte de las economías avanzadas y aquellas que se encuentran catalogadas como emergentes y en desarrollo.
Algunos países escaparon al retraso en los índices de crecimiento previstos para el primer semestre del año y dieron sorpresas positivas como el caso de España y Estados Unidos; sin embargo, este último y su ya largo conflicto comercial con China es una de las principales razones que ha puesto un impasse en la economía global.
El lento avance económico pronosticado tiene su origen en varias situaciones, una de las más visibles es sin duda el enfrentamiento de estas dos potencias mundiales, lo cual con el paso de los meses se ha convertido en un duro golpe para las empresas tecnológicas, ya que instituciones como Google y Nintendo han comenzado a buscar opciones para mover su producción fuera de china por las supuestas demandas arancelarias del país estadounidense, el cual lamentablemente, tampoco ha considerado a aquellas que producen dentro de la propia nación y que importan algunas piezas, ya que no existe una fuente nacional para cubrir dicha necesidad.
Por otro lado, existen situaciones menos evidentes, pero más complejas como los movimientos migratorios, las tensiones geopolíticas que han alterado los precios de la energía, la incertidumbre del Brexit, la competencia comercial en los sectores de la alta tecnología, el desempleo, los ciberataques, una sensación de intranquilidad y el cambio climático; este último punto fundamental para el crecimiento y que se ha visto menoscabado por la falta de compromiso y la carencia de políticas públicas que literalmente puedan proporcionarle un respiro a la tierra.
Desafortunadamente, el panorama político mundial actual parece una mezcla de ira, enfado y odio; donde la intimidación aparentemente es el centro de las relaciones exteriores entre varios países, así lo reflejan las declaraciones de presidentes como Donald Trump, Nicolás Maduro, Jair Bolsonaro, Rodrigo Duterte, Abdelfatah Al-Sisi, Vladimir Putin o Kim Jong-un, quienes han dotado al mundo de situaciones difíciles de prever y desestabilizadoras; desde extensiones de mandatos, burlas en temas sensibles como el racismo y las violaciones sexuales hasta supervisiones de creación de nuevas armas nucleares, lo que ha acrecentado la sensación de inquietud en muchos países.
Se suele creer que la aceleración o desaceleración del crecimiento económico nacional depende enteramente de las acciones que determina la administración pública en turno, y aunque esto en gran medida es cierto, el dinamismo de la economía se presta a movimientos que no están sujetos a las medidas instauradas, sino de las cadenas mundiales de acuerdos políticos, el envío de remesas, las decisiones sobre mercados de exportaciones e importaciones, la producción agrícola e incluso las guerras, es decir, un ligero cambio en la economía de un país se traduce en el precario o nulo crecimiento de otro.
El crecimiento económico no sólo afecta a unos cuantos, afecta a todos, y en un contexto de comercio global hoy es de significativa importancia evitar fallas políticas; pero sobre todo se debe apostar por la cooperación internacional, por impulsar el comercio internacional y prestar mucha atención a temas nacionales como la negociación sobre el Brexit, la economía venezolana y el cambio climático, porque no sólo en temas monetarios y de desarrollo sino en todos los tópicos hoy la humanidad tiene que pensar en el bien común más que nunca.
*Analista en temas de Seguridad, Justicia, Política y Educación. *Si deseas recibir mis columnas en tu correo electrónico, te puedes suscribir a mi lista en el siguiente vínculo: https://eepurl.com/Ufj3n