“La adicción no es un hecho de la vida sino una descripción de cómo estamos eligiendo vivir”. Paul Pearsall
En los últimos años abordar y estudiar los diferentes aspectos de las redes sociales, se ha convertido en una constante para distintas áreas como la psicología, la sociología, la publicidad e incluso la política, ¿qué las hacen tan poderosas?, ¿cómo es que se han desarrollado de forma tan veloz?, ¿por qué no podemos alejarnos por mucho tiempo de su uso?, pero sobre todo ¿Podrían convertirse de forma sigilosa en un arma?
En artículos pasados he abordado un poco su origen, y cabe resaltar que su popularidad comenzó a crecer significativamente a partir de la segunda mitad de los años noventa, además de que desde su creación basada en la teoría de los seis grados de separación continúa siendo parte del algoritmo para sugerencias de amistades.
Involucrar la interactividad inmediata y la posibilidad de externar sentimientos a través de emoticones y stickers puede resultar mucho más sencillo y quizá atractivo, que el diálogo cara a cara, que implica situaciones mucho más complicadas; es así que hoy la adicción a las redes sociales podría vincularse mayormente con jóvenes que tienen carencias emocionales y que deciden suplirlas mediante perfiles irreales; ya que el anonimato se transforma en un elemento clave para llevar a cabo fantasías que sustituyen la realidad.
En octubre del año pasado Whatsapp, Facebook e Instagram sufrieron una caída que duró más de seis horas, es probable que estos momentos de abstinencia fueran críticos para muchas personas y se convirtió en instantes de ansiedad, angustia y tristeza. Cuando mencionamos el término ‘adicción’ inmediatamente se relaciona con sustancias como drogas o alcohol, pero ahora que la tecnología se ha convertido en pieza clave, también es necesario que sea vinculado con el uso excesivo de ésta.
De acuerdo al Instituto Superior de Estudios Psicológicosla adicción tecnológica llamada también adicción no química o adicción sin droga, es una conducta repetitiva que resulta placentera, al menos en las primeras fases, y genera una pérdida de control en el sujeto, más por el tipo de relación establecida con la persona que por la conducta en sí misma, con una interferencia grave en su vida cotidiana, ya sea a nivel familiar, social o académico.
Y es que, los números con respecto a la utilización de redes sociales incrementan cada año, de acuerdo a datos del Informe Global Sobre el Entorno Digital 2022publicado por Hootsuite,hubo un aumento mundial de usuarios de redes sociales en el último año (10,1%) es decir actualmente hay 4,620 millones de personas que las utilizan, lo equivalente al 58.4% de la población mundial. Además, se calcula que se pasan alrededor de 7 horas en internet y 2 y media en redes sociales.
Pese a que su incursión en nuestra vida fue bajo una línea de distracción, ahora su uso además de convertirse en casi una obligación, se ha transformado en una posible arma para secuestros, extorsiones, robos e incluso trata de personas.
En 2013 se estrenó, bajo la dirección de Sofía Coppola, la película The Bling Ring, la cual narra la historia de cinco jóvenes que durante un año, gracias a los medios de comunicación pero sobre todo a la ubicación y posts en redes sociales de cantantes, actores y actrices, aprovechaban su ausencia para asaltar y allanar sus mansiones. Y aunque el relato sea digno de Hollywood lo preocupante es que está basado en hechos reales, es decir, la banda existió y fue capturada en 2008, hurtaron bolsos, joyas, zapatos y artículos valiosos equivalentes a millones de dólares.
Lo anterior nos insta a analizar la forma en la que la adicción no solo significa pasar tiempo en las redes sociales, sino además publicar dónde nos encontramos, los bienes materiales que adquirimos, la manera en la que vivimos e incluso los viajes que realizamos, es decir, puede ser un anzuelo para que los delincuentes reconozcan posibles víctimas.
¿Qué podemos hacer para disminuir o evitar una posible adicción a redes sociales? No solo se trata del tiempo invertido, sino de la forma en la que interfiere con nuestra vida, por lo que expertos recomiendan establecer un lapso para revisarlas y realizar un detox cada determinado tiempo, así te permitirás una pausa de su uso para dedicarlo a otras actividades; pero además de ello, recordemos usarlas de forma más consciente y analizar bien la información antes de compartirla.